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POR QUÉ NO ME CALLO > POR CARMELO RIVERO

Decapitación

   

Vivimos en vilo, sin más demoscopia desde hoy, las elecciones del domingo, y el rol de islas pichichis del turismo nacional. El culto a la imagen del candidato es como ese pudor narcisista al qué dirán los potenciales visitantes tras la decapitación de Los Cristianos en la turística Arona. Es un laberinto de paranoias.

El turismo en nuestra maltrecha economía y los partidos en nuestra maltrecha democracia ansían sus récords centímetro a centímetro como la plusmarquista Isinbayeva, o temen caerse de la pértiga un día. En el manicomio de la campaña, hasta el terremoto de Murcia tiene lectura electoral (y, por ende, el descenso del Tenerife).

Lo mismo pasa con esta crónica negra a efectos de huéspedes. El degüello pone la piel de gallina, más propio de la yihad de Bin Laden, recién ejecutado también él. La atrocidad del joven indigente búlgaro perturbado Deyan Valentinov (28 años) cortando arbitrariamente la cabeza de Jennifer Mills, una jubilada británica, en un bazar chino, fue grabada por las cámaras de seguridad. ¿Veremos colgado el vídeo en youtube, como en los rehenes talados de Iraq, o habrá respeto a la familia?

El suceso es carnaza para los tabloides ingleses, prestos a la guerra sucia a este destino, pues la víctima es de donde es -ya se dijo- y halló la muerte en Tenerife, segundo hogar. Una espeluznante secuencia de cine de terror: el perturbado entra ofuscado en el bazar chino, agarra el cuchillo de cortar jamón y apuñala y saja la cabeza de una mujer al azar; luego se la lleva en la mano, un motorista le arroja el casco a la cabeza a su vez, y sobre el pavimento quedan la cara desencajada de la víctima y la del agresor reducido por los testigos. Tarantino. Una de esas decisiones desgraciadas (entrar en el lugar donde dejarás de existir) lo determina todo. El otro ángulo de la noticia es que parece invocar al alcalde de Madrid. Gallardón pidió una ley para retirar a los indigentes de la calle: he aquí un ejemplo pintiparado. (Como el crimen que cubrí en el 92 para El País, en el que un desharrapado -exlegionario- se cargó a dos tripulantes a bordo del ferry Tenerife-Cádiz.)

En la víspera, el escritor exguardia civil Eloy Cuadra Pedrini me dijo, tras los cinco sintechos sin vida en un mes, que, con la ley en la mano, las autoridades pueden intervenir. Ahora, con la psicosis, tenemos debate: cada cual hará su lista negra de locos indigentes peligrosos que andan sueltos. Y si son búlgaros, con más razón. Ya decía hasta Voltaire, en Candido, que “los búlgaros y ávaros degüellan todo lo que se les pone por delante”. Y tampoco es eso.