PROTAGONISTAS > DIVULGAR LA CIENCIA DE FORMA ENTRETENIDA

“Enseñar es aprender dos veces”

La divulgadora científica Marcelle Lacroix. | FRAN PALLERO

VERÓNICA MARTÍN | Santa Cruz de Tenerife

No hay nada más bonito que observar cómo un niño de menos de seis años es capaz de entender la Teoría del Big Bang, o que se muestren fascinados al conocer que los guanches hacían gofio para alimentarse y que con una sola mano se es capaz de levantar un coche si se tiene la palanca necesaria.

Los niños disfrutan de los conocimientos científicos. Se lo pasan genial indagando y experimentando con sus propias manos todo lo que ocurre a su alrededor. Marcelle Lacroix es una convencida de que la ciencia no con sangre entra sino con diversión y juegos. Por ello, trabaja desde hace ya varios años dedicada a la divulgación científica enfocada, principalmente, a niños y jóvenes. Lo hace a través de dos marcas Eureka Ciencia (www.eurekaciencia.com) que es la empresa que se dedica a la divulgación científica y Summa Gestión Cultural que abarca otros aspectos y se ocupa de la parte más didáctica e, incluso, de la formación de personal especializado para impartir talleres y otras actividades específicas.

Marcelle Lacroix es argentina y el germen de su actual ocupación estuvo, precisamente, en su país donde trabajaba en un laboratorio de investigación realizando fotografía científica y otras actividades relacionadas con la biomedicina y la embriología. Tras diez años de trabajo directamente científico, en 2003 recayó en Canarias donde decidió utilizar sus conocimientos en investigación y volcarlos en su pasión: la divulgación de los mismos. Desde entonces disfruta enseñando y recuerda siempre la frase del escritor francés Joseph Jaubert: “Enseñar es aprender dos veces”. Es algo “que me gusta repetir mucho porque con la curiosidad de los niños siempre terminas aprendiendo tú más que ellos”.

Ahora, entre muchos otros proyectos, su empresa se encarga de impartir los talleres de verano para niños del Museo de la Naturaleza y el Hombre. Allí, desde los más pequeños a los casi adolescentes pasan la mañana aprendiendo en un entorno lleno de excusas para ampliar más aún los conocimientos adquiridos durante el curso. Porque, tal y como explica Marcelle, “este tipo de actividades son complementarias a las que se realizan en la escuela”. La próxima semana inaugurará unos talleres similares pero en la Casa de Carta en Valle Guerra donde incluirán conceptos más etnográficos y de las costumbres canarias.

A Marcelle le resulta curioso que los niños con los que ella trabaja asimilen perfectamente los conocimientos científicos más complejos y que, con la edad, se alejen de la ciencia hasta el punto que en España la falta de vocaciones científicas sea un verdadero problema. “Algo tiene que ocurrir en medio, creo que los chicos deberían tener más horas de ciencia y de manera más práctica”, añade.

De cualquier forma, ella y sus compañeros no abandonarán la idea de hacer atractivos los conocimientos a los niños y jóvenes pues la creatividad y la innovación de los estudiantes es lo que les une a los científicos. “La idea es siempre introducir el juego incluso cuando nos acercamos a un investigador que trabaja en su centro”, añade Marcelle y explica que de las tareas más gratificantes de los últimos tiempos ha sido llevar la investigación a los jóvenes y adolescentes a través de un campamento de verano -Ciencia Aventura- que inauguraron el año pasado y que les descubrió que “los jóvenes tienen mucho interés por la ciencia que se hace en Canarias”.

A esta actividad se ha sumado un club de la ciencia que realizan en el centro ciudadano de Valle de Guerra que supuso un punto de encuentro científico y lúdico semanal. En este tipo de formación, la empresa de divulgación se coordina con profesores para llevar a la parte lúdica alguna de las materias que se imparten formalmente.

Ahora, el siguiente reto está en el mundo de lo rural y ecológico y en septiembre desarrollarán unos talleres de huerto ecológico para toda la familia porque “nos demandan muchas actividades en las que padres e hijos puedan convivir y realizar algo en común, no solo para dejar a los niños un tiempo sino para compartir”. Se trata de un espacio de agricultura ecológica con lombricultura y varios tipos de cultivos en una finca de La Orotava denominada El Patio. En todos los ámbitos, Marcelle sigue enseñando y aprendiendo.