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La mirada de Enrique Guillermo

   

Ambas exposiciones, la de Brasil (izquierda) y la de Nepal constan de 24 imágenes. | E. GUILLERMO

SANTIAGO TOSTE | SANTA CRUZ DE TENERIFE

Una doble propuesta estética que intenta alejarse de tópicos y que también busca marcar distancias con cualquier tipo de discurso que deje sin alternativas de interpretación al espectador. Esto es lo que ha pretendido el fotógrafo tinerfeño Enrique Guillermo (Santa Cruz de Tenerife, 1964) con las dos exposiciones que presenta estos días en la Isla: Brasil: una mirada, un pueblo, que puede contemplarse hasta el 10 de septiembre en el pub y espacio cultural santacrucero El Desván, y Nepal, retratos en silencio, que se muestra hasta el 5 de septiembre en el restaurante Rasoi, también en Santa Cruz de Tenerife. Cada una de estas exposiciones consta de 24 fotografías.

Los contrastes

“Con Brasil: una mirada, un pueblo -explica Enrique Guillermo a este periódico- he querido reflejar el contraste que se produce en este país, entre la gente que vive en la selva y en zonas rurales y la que lo hace en las grandes ciudades”. “Por un lado, las fotografías hablan de cómo se adaptan las personas que se establecen en Río de Janeiro venidas de otros sitios, pero también cómo transcurre la vida en poblaciones como Natal o Pipa”, apostilla el fotógrafo al abordar un conjunto de imágenes que fueron tomadas durante un viaje realizado hace apenas dos meses.

Al hablar de su trabajo, de su pasión, Enrique Guillermo señala que la única pauta que se marca de antemano es intentar captar la belleza allá donde la ve. “Procuro huir de las rutas típicas, de las imágenes de postal, y dejarme llevar por lo que va surgiendo ante mí”, subraya. “Por ejemplo, entre estas imágenes hay una secuencia de un tranvía que recorre Río de Janeiro, y que a mi juicio se escapa del tiempo”, argumenta.

“Busco que cada fotografía transmita la historia que hay detrás, pero sin plantear a quienes la observan ningún tipo de discurso ni crítica social, no: lo que me planteo es invitar al espectador a que se construya su propio relato y saque sus conclusiones, en el caso de que éstas existan”, expone a DIARIO DE AVISOS este tinerfeño que hace cerca de una década abandonó el Archipiélago, en la actualidad reside en Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos, y ahora contempla establecerse de forma permanente en Río de Janeiro, con la finalidad de extender su campo de trabajo a toda América.

La premisa es buscar la belleza allá donde se da. | E. G.

La infancia, la vejez

Nepal, retratos en silencio, la exposición que alberga estos días el restaurante Rasoi, formula, por medio de retratos y paisajes un cuadro imaginario al que son convocados la infancia, la vejez y el modo de vida de lugares como Kathmandú, Patan y Bhaktapur. El color y el blanco y negro se combinan en esta muestra que, según detalla su artífice, responde a un viaje realizado en marzo de 2010.

“Buena parte de estas imágenes -comenta Enrique Guillermo- son caras. Aquí busque un nuevo contraste, en este caso, entre la mirada limpia de los niños y la vejez prematura en la que entran los adultos de Nepal por las condiciones en las que viven”.

Nepal y Brasil, Asia y América. Dos escenarios que sirven a Enrique Guillermo para plantear un viaje por la condición humana, para intentar aprender y aprehender con su cámara todo eso que no se puede decir con palabras. Pues, quizás, los mejores hallazgos, lo más esenciales, se producen sin búsqueda. Te los encuentras mientras caminas.