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análisis > por Isidoro Sánchez García*

Rehabilitar el Puerto de la Cruz

   

Como cuestión previa y a los efectos de entender los temas de reflexión que aquí abordaremos, conviene recordar la definición que ofrece el Diccionario de la Real Academia Española sobre el concepto rehabilitación: “Acción de habilitar de nuevo o restituir a alguien o a algo a su antiguo estado”. En nuestro caso vamos a referirnos al municipio turístico del Puerto de la Cruz.

La rehabilitación puede referirse a varios ámbitos, ya sea el derecho, la política, la sociología, el urbanismo, la arquitectura y la ingeniería. Incluso a otras cuestiones. Y como estos apuntes coinciden con mi etapa de rehabilitación médica por culpa de la espalda, no puedo olvidar la rehabilitación en materia de salud. Aquella que se refiere a la fase del proceso sanitario dirigido a atender las secuelas de una enfermedad o trauma que causan disfunción y discapacidad, con miras a restituir a la persona, su funcionalidad social y laboral o integral.

En el caso que nos ocupa -la rehabilitación del municipio portuense, un destino turístico maduro-, parece finalmente que se hará realidad. El proyecto lo llevará a cabo un Consorcio Urbanístico, una asociación de instituciones presidida por el Instituto de Turismo de España (Turespaña), dependiente del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, y en el que participarán el Gobierno de Canarias, el Cabildo de Tenerife y el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz. La operación se incluye en el Plan Oficial Horizonte 2020. El Consorcio cuenta para el ejercicio de 2011 con un importe de 8,7 millones de euros a repartir entre las citadas instituciones, donde el Estado y el Gobierno de Canarias aportarán tres millones de euros cada uno, el Cabildo 2,25 y el Ayuntamiento portuense 450.000 euros. El Consorcio se constituyó en virtud de un convenio de colaboración entre las administraciones citadas, suscrito en el 20 de julio de 2010, para el cual se nombró gerente al arquitecto Fernando Senante.

¿Qué es Horizonte 2020? En noviembre de 2007, se aprobó en Consejo de Ministros el Plan Horizonte 2020, con el objeto de conseguir entre lo público y lo privado que el sistema turístico español fuese más competitivo y sostenible, ya que el modelo turístico se encontraba en fase de transformación. El plan respondió a los retos que tenía planteado este sector, tanto para el presente como para el futuro, para lo que era necesario, entre otros, un nuevo modelo para los destinos turísticos maduros, mejorando el posicionamiento en el mercado.

En este plan destacaba el hecho de que el objetivo de la sostenibilidad debía basarse fundamentalmente en potenciar un modelo de turismo sostenible, a través del apoyo a los destinos en el desarrollo de instrumentos de gestión integral, el impulso a programas de actuación que integrasen en la oferta turística española cuestiones como medio ambiente y sostenibilidad, así como la promoción de iniciativas desestacionalizadoras. Entre los programas a realizar sobresalían por su importancia la recualificación de destinos turísticos maduros, la cual debe articularse sobre la base de tres importantes iniciativas estatales: Fondo Financiero del Estado para la Modernización de las Infraestructuras Turísticas (FOMIT), proyectos extraordinarios de recualificación de destinos maduros y Plan Renove de Instalaciones Turísticas (Plan Renove Turismo).

Tal como lo demandó el Ayuntamiento en 2008, el Puerto de la Cruz debería ser incluido, por razones históricas y de equilibrio insular, en la rehabilitación y renovación integral contempladas en el Plan Nacional Horizonte 2020. Así fue y ahora conocemos desde fuera el comienzo de la andadura.
Sin embargo, para entender el asunto de la rehabilitación -restituir al Puerto a su antiguo estado conviene hacer un breve repaso histórico sobre las cuestiones más emblemáticas de su vida como asentamiento humano en el Valle de La Orotava.

La modernización del municipio portuense, un destino turístico maduro, parece que se hará realidad

1) La vocación turística
El Puerto de la Cruz es actualmente un destino maduro desde la perspectiva turística. Las cifras lo avalan: 8,9 km cuadrados de superficie y unos 5 km de costa, 30.000 habitantes y 30.000 camas turísticas, de las cuales 16.000 son hoteleras y 14.000 extrahoteleras.

Está situado en la costa del Valle de La Orotava, entre los municipios de La Orotava y Los Realejos. Visitado por viajeros franceses, ingleses y alemanes, es un enclave estratégico que no tardó en convertirse en lugar de estancia y de logística en el camino del Teide en los siglos XVIII, XIX y XX, principalmente. Si bien fue, sin duda, un destino deseado inicialmente por los británicos en razón del clima y el paisaje.

Del siglo XVIII cabe destacar el inicio de las obras del Jardín Botánico de La Orotava en El Durazno (1788), así como la visita del matemático francés Jean-Charles Borda (1776) y del naturalista alemán Alejandro de Humboldt (1799). Igualmente, por su relevancia, la ilustre trayectoria de la familia Iriarte y Betancourt en el Puerto de la Cruz de La Orotava.

Del siglo XIX resaltaremos la importancia del clima para los ingleses, y la apertura del Hotel Taoro, sin olvidar la presencia del astrónomo Piazzi Smyt y del ecólogo Ernest Haeckel, junto a los Wildpret.
Del siglo XX, la llegada en 1910 de una expedición científica europea a Las Cañadas con cuartel general en el Hotel Taoro. Sin olvidar la visita que realizara al Puerto, en 1913, el profesor alemán Wolfgang Köhler para estudiar la etología de los chimpancés en la Casa Amarilla de la finca La Costa.

Completan el elenco de ilustres visitantes escritores y políticos, profesionales e intelectuales de diversas nacionalidades. Entre otros, la británica Agatha Christie y la cubana Dulce María Loynaz. También The Beatles. A partir de entonces, el turismo de masas irrumpió en el mercado turístico de Canarias.

Por estos años, el Puerto conoció la inauguración del Instituto de Estudios Hispánicos en 1953. Asimismo, el municipio fue declarado por una serie de atributos y valores paisajísticos como lugar de interés turístico en 1955. A partir de entonces, comenzó el boom de los años 60, con Isidoro Luz como líder de la política turística, iniciando el CIT su andadura en 1965.

Asimismo, hay que significar que en 1972 tuvo lugar la apertura del Loro Parque y del Lago Martiánez; en 1977 la construcción del aeropuerto del Sur y, en 1979, la irrupción de la democracia municipal. Por su parte, el Hotel Taoro se convirtió en casino de juegos por el Cabildo insular.

Naturalmente, con antecedentes tan acreditados, ello eleva a un primer plano la importancia de reflexionar sobre el Puerto de la Cruz en el siglo XXI, y quizás la mejor manera para hacerlo es evocando un mensaje que leí en la puerta de una empresa sueca en los años sesenta: “Estancarse es retroceder”. Y eso es lo que me parece que le ha sucedido a este municipio en estas últimas décadas.

*Ingeniero de Montes