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La puerta del bosque milenario

   

La conocida como Casa de los Belgas se construyó a principio de los años 50 del siglo pasado. | MOISÉS PÉREZ

AGUSTÍN M. GONZÁLEZ | SANTA CRUZ DE TENERIFE

La Isla esconde aún muchas sorpresas y tesoros ocultos, incluso para los tinerfeños. Una de las joyas más valiosas y menos conocidas del patrimonio natural de Tenerife es el bosque milenario de Agua García, en los altos del municipio norteño de Tacoronte. Esta zona es el último reducto de la gran selva de monteverde que, hasta hace 500 años, dominaba el Norte de la Isla.

Junto a la entrada de este bosque de laurisilva, por la carretera general de Agua García y muy cerca del Centro de Interpretación y Aula de la Naturaleza, existe una casona en ruinas con aspecto de fortaleza, asentada en una atalaya estratégica y rodeada de una extensa finca abancalada, en la que aún se aprecian vestigios del inimaginable esplendor que tuvo antaño. Es la Casa de los Belgas.

Todos los vecinos de Agua García la conocen muy bien porque entre los años 50 y 80 del siglo pasado, sus propietarios, una acaudalada familia procedente de Bélgica, tuvieron gran relevancia en la vida y en la historia del barrio. Tanto es así que sus restos reposan en la iglesia de Agua García. Eran los Reichling: Camille Jules, su esposa Elise y su hijo René Mauricio.

Treinta años de abandono

La casona está rodeada de una finca de unos 8.000 metros cuadrados, que en otro tiempo fue un frondoso jardín de flores, árboles frutales, viñas y extensas huertas de papas y verduras, que hoy colonizan las zarzas y las malas hierbas.

La hacienda lleva más de treinta años en total abandono, desde la muerte de René Reichling. Ahí sigue silenciosa, cerrada por una verja metálica que permite al transeúnte admirar desde la carretera su elegante porte de fortaleza, con la fachada flanqueada por una docena de grandes palmeras, como guardianes gigantes. La Casa de los Belgas es un inmueble singular por su características arquitectónicas, muy diferentes a las tradicionales en la Isla, por su historia, por su valor patrimonial -y hasta sentimental para Agua García- y por el enclave natural privilegiado en el que se asienta, y al que sirve de simbólica puerta de entrada.

Ahora, tras muchos años de gestiones infructuosas, está a punto de cuajar un acuerdo entre el Ayuntamiento de Tacoronte, el Cabildo de Tenerife y la iniciativa privada, que permitirá recuperar esta propiedad para convertirla en un centro de desarrollo económico y social al beneficio de la comunidad.

La hacienda lleva más de treinta años en total abandono. | M. P.

En concreto, el Ayuntamiento ha solicitado al Cabildo que adquiera la Casa de Los Belgas, actualmente propiedad de una sociedad promotora de capital canario, para cederla al Ayuntamiento tacorontero con el fin de convertirla en un establecimiento de turismo rural de alto standing, a explotar mediante una concesión administrativa.

Según confirmó a DIARIO DE AVISOS el primer teniente de alcalde de Tacoronte, Carlos Medina; el actual Gobierno municipal está dispuesto a salvar los obstáculos de tipo urbanístico hasta ahora existentes para una actuación de este tipo en el enclave. Esta decisión permite dar un gran impulso al proyecto de creación de un establecimiento turístico único de sus características en todo el Archipiélago, asociado al Aula de la Naturaleza del bosque milenario de Agua García y a toda la red de senderos que lo atraviesan. Un auténtico paraíso para los amantes del turismo rural.

La actual empresa propietaria compró la Casa de los Belgas en 2002 e, inicialmente, proyectó convertirlo en un hotel rural de lujo de 22 habitaciones y spa. La inversión calculada entonces rondaba el millón de euros. A pesar de que obtuvieron permiso del Cabildo para abrir un establecimiento con categoría de dos palmeras, las trabas municipales frenaron la iniciativa, desanimaron a los promotores y el proyecto quedó archivado.

Después de más de 15 años de intentos frustrados, parece que ahora, por fin, hay un principio de acuerdo entre las administraciones públicas y la iniciativa privada para salvar del abandono un elemento patrimonial de interés estratégico para el municipio de Tacoronte, por las grandes potencialidades que encierra.

[apunte] Agua García y la familia Reichling

En 1951 llegó a Tacoronte Camile Reichling acompañado de su mujer Elise y de su hijo René Maurice. Era una familia rica, procedente de Bélgica. Su hijo ocupaba el importante cargo de jefe de las Fuerzas Reales Belgas. Se instalaron en una pequeña casita de Agua García que luego ampliaron en una hermosa mansión con grandes jardines y huertas. Los belgas -como se les conocía- ayudaron técnica y económicamente a la construcción de la iglesia del barrio. Como agradecimiento, al morir los restos de los tres fueron enterrados en su interior, en un panteón. En 1979 la casa la heredó una prima, Alisé Jules, quien vendió a un anticuario belga los lujosos muebles barrocos y luego hizo lo mismo con la casa y la finca.[/apunte]