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OPINIÓN > JUAN EUSEBIO GONZÁLEZ FARIAS

San Andrés, lo que es más urgente hacer

   

Si la escollera de protección de la avenida marítima y su muro de coronación no se hubieran dañado, no se habrían producido, los pasados 29 y 30 de agosto de 2011, las penetraciones del mar con la intensidad con que ocurrieron.

Una visita a la defensa costera de la avenida marítima en San Andrés permite concluir que ha quedado dañada en varias zonas: por socavones en el talud del mar, por pérdida parcial del enrocamiento y porque el pequeño “muro de defensa” ha desaparecido o se ha quedado “colgado en el aire”, sin cimiento.

El mar se ha “engullido” parte de los materiales de relleno de la vía marítima y antes de renovarse el tráfico por los carriles más próximos a la costa deben realizarse rellenos que impidan el hundimiento de los vehículos que transiten por los mismos en sentido Santa Cruz- Las Teresitas.

Los tramos frente al Castillo y la calle Aparejo; frente a la calle La Cruz; entre las calles Carabela y José Benigno y en las zonas al este y al Oeste del espigón son los más expuestos ante la eventualidad de ocurrencia de un nuevo evento de mareas elevadas con mar de fondo y oleaje o, simplemente, ante oleajes de alguna envergadura.

Lo que es más urgente hacer, para proteger a las personas y a los bienes y mantener la operatividad de la vía costera:

1.Implementar, con financiación pública, alternativas de autoprotección de la primera línea de edificaciones.
2.El relleno de las zonas bajo la avenida que han sido erosionadas.

3.La reposición de piedras de tamaño similar a las de la coraza protectora de la escollera en las partes en que se han perdido.

4.La reparación del muro de coronación.

5.Limpieza de imbornales colapsados.

En un plazo mayor, se debe acometer un proyecto para sustituir el “muro” actual (una hilera de bloques macizos apoyados en una viga de cimentación fundida a lo largo de la avenida y sobre el relleno de la misma) por un verdadero muro rompeolas (por ejemplo, del tipo curvo, para inducir el desvío del agua que proyectan los oleajes hacia la costa de vuelta al mar). Finalmente, insistir en que la escollera no es la solución, a menos que se desee hacer otra dársena portuaria, lo que no parece oportuno en las circunstancias económicas actuales.

Juan Eusebio González Farias es Profesor de Ingeniería hidráulica de la ULL