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Raquel Lucía Pérez Brito

Las manos atadas de Angela Merkel

   

La semana pasada, la sentencia del Tribunal Constitucional de Alemania nos hizo pensar, por los titulares que se publicaron, que se trataba de una buena noticia para Europa, hasta el punto de que los mercados reaccionaron positivamente dejando subidas considerables en las bolsas. En todos los titulares se podía leer que el Tribunal Constitucional avalaba la participación del país en el rescate a Grecia y la legalidad del Fondo de Estabilidad Europeo. Sin embargo, de la sentencia se evidencia que nos encontramos ante malas noticias para el euro, ya que el alto tribunal le ha dado un aval al Gobierno germano condicionado, poniéndoselo, realmente, muy difícil.

La sentencia confirma que el Ejecutivo alemán puede aceptar los mecanismos temporales tales como el EFSF (Fondo Europeo de Estabilidad Financiera), pero es mucho más restrictivo con los requisitos que debe cumplir un posible apoyo del Gobierno en los casos de mecanismos permanentes, no aceptándolos cuando con ello el país se vea obligado a tener una responsabilidad continua con otros países. Tampoco es viable cuando los pasivos son muy grandes o incalculables y aún menos cuando los gobiernos extranjeros o los acreedores puedan hacer valer su derecho al cobro ejecutando las garantías que puedan afectar a Alemania.

Por otra parte, el Tribunal Constitucional advierte que lo hecho hasta ahora con los compromisos aceptados por el Ejecutivo alemán de rescate a terceros países se encuentra dentro de la legalidad por considerar que se trataba de situaciones de extrema urgencia, pero que, a partir de este momento, las nuevas aportaciones al fondo de salvamento deberán ser aprobadas por el propio Parlamento alemán, en concreto por la Comisión Presupuestaria del Bundestag. Esto implica mayor rigidez al sistema de apoyo del equipo de Angela Merkel, poniendo en serio peligro nuevos rescates, que previsiblemente harán falta, como ha quedado evidenciado en lo que está ocurriendo en las últimas cuarenta y ocho horas.

Con todo lo anterior se puede interpretar que el Tribunal Constitucional alemán está cuestionando el Mecanismo de Estabilidad Europeo Permanente, que, a partir de 2013, sustituirá al EFSF (mecanismo temporal) o, en el mejor de los casos, lo está considerado un caso in extremis. En ningún momento se habla directamente de los eurobonos en la sentencia, pero es contundente al advertir que es el Bundestag y no el Gobierno el que tiene la potestad de tomar estas decisiones y, tratándose de un mecanismo claramente permanente, sería considerado inconstitucional. Por lo tanto, las conclusiones de esta sentencia no son positivas. En estos momentos, sin el apoyo del Ejecutivo alemán decidido y rápido para los casos venideros, los riesgos de incumplimiento de uno o varios Estados miembros son muy ciertos. Me parece muy complicado que el Bundestag vote a favor de un nuevo rescate o acepte una recapitalización de los bancos o la compra de bonos. Con el voto negativo del Bundestag, quedará poco margen de maniobra al resto de la Unión Europea. A pesar del discurso europeísta de Angela Merkel de la semana pasada, es evidente que el Tribunal Constitucional alemán le ha atado las manos. Para que los criterios y, por lo tanto, las sentencias del Tribunal Constitucional puedan suavizarse en el futuro, al Ejecutivo alemán le quedaría intentar cambiar la legislación de su país y para ello necesitaría el tiempo que no tiene.

* Economista, abogada y licenciada en Ciencias Políticas | @errelu