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Un año de cárcel por negarle el agua al que murió deshidratado

   

Imagen de la llegada de la patera mortal, acaecida en Los Cristianos el 6 de noviembre de 2008. / DA

TINERFE FUMERO | Santa Cruz de Tenerife

Eran seis los que controlaban el cayuco, los mismos que les negaron el agua y los alimentos a quienes viajaban rumbo a Tenerife allá por noviembre de 2008. Cuando arribaron a Los Cristianos, uno de los inmigrantes falleció al día siguiente en La Candelaria y otros cinco sufrieron graves padecimientos.

Casi tres años después, la Audiencia provincial de Santa Cruz de Tenerife ha sentenciado que aquel fallecimiento fue un homicidio imprudente y, en consecuencia, ha impuesto un año de prisión a cada uno, así como seis meses por cada uno de los cinco delitos de lesiones. Como quiera que la pena por el delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros es de cuatro años de cárcel, cada uno de los seis patrones o responsables de la patera aúna hasta siete años y seis meses de pena privativa de libertad. Tanto la Fiscalía como las defensas mostraron su conformidad con el resultado.

‘Iter criminis’

El capítulo de hechos probados devuelve a la memoria el monstruoso drama vivido en esta parte del mundo a cuenta de la inmigración irregular.

La sentencia, dictada por la Sección Quinta de la Audiencia provincial, da por hecho que “los imputados se empecinaron en su propósito de reservarse los alimentos y el agua para sí pese a conocer el debilitamiento y la deshidratación generalizada del pasaje y que contaban con provisiones suficientes” lo que provocó que, al día siguiente de su llegada a la Isla falleciera en el hospital Diarra Mara “a causa de deshidratación hipernatrencal con fallo multiorgánico”, mientras que los otro cinco inmigrantes “precisaron tratamiento médico hospitalario especializado debido a los cuadros de deshidratación grave e insuficiencia renal aguda y rabdomiolisis que presentaban”.

Viaje de pesadilla

También se detalla en el manuscrito judicial que “la embarcación tipo cayuco empleada por los acusados a tal fin era absolutamente inadecuada para la travesía realizada (…) de pequeñas dimensiones -15 m de eslora, 3 de manga y 1,5 de puntal- propulsada por un solo motor (…) y que, poniendo en riesgo la vida, la salud y la integridad física de los ocupantes, emplearon sobrecargándola de personas (76, 5 de ellos menores de edad) en un viaje que se prolongó desde el 3 de noviembre de 2008, cuando partió de Noadhibou -Mauritania-, el 6 de noviembre de aquel año, día en que llegó abarloada a un buque de Salvamento Marítimo al Puerto de Los Cristianos”.

La clave

Sin duda, la clave del acuerdo entre la Fiscalía y las defensas, que motivó el cambio del escrito de conclusiones del Ministerio Público en los términos en los que finalmente se fijó la condena, se resumen en el párrafo incluido en aquel documento: “Los acusados realizaron esta conducta debido a la situación de extrema miseria y necesidad que padecían y con el fin de pagarse el pasaje que les llevaría a estas tierras”.

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Más de 15.000

Ahora que en lo que va de año han llegado 244 inmigrantes en cayucos a Canarias, resulta temible asomarse a aquellos meses del segundo semestre de 2008, cuando dicha cifra se superó varias veces en una sola jornada o, por ejemplo, sólo en una de estas embarcaciones arribaron hasta 229. Aquella patera mortal del 6 de noviembre de 2008, con un balance de un muerto y cinco heridos graves a cuenta de la deshidratación, fue lamentablemente un caso más y no el más grave, ya que apenas veinte días antes llegó otra con tres muertos, por no imaginar aquellas de las que nunca más se supo. En aquel noviembre de 2008 funcionaba como un reloj de precisión el dispositivo de emergencia logrado gracias al esfuerzo de las administraciones implicadas para dar una respuesta digna, a su llegada a las Islas, a este drama de dimensiones planetarias con ribetes holocáusticos.

DIARIO DE AVISOS cifra en más de 15.000 las víctimas mortales documentadas de la oleada de cayucos, aunque es una cifra imposible de precisar por razones obvias. Aunque en las cárceles de Canarias quedan muchos presos que lo son a cuenta de su papel como patrones de estas embarcaciones, la sentencia de la Sección Quinta que hoy anticipa este periódico no olvida hacia dónde hay que dirigirse en busca de mayores responsabilidades penales. En concreto, explica la Sección Quinta que “los imputados, puestos de común acuerdo con los promotores del viaje, que se quedaron en tierra (…)”. Lejos del alcance de la Justicia española.

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