el hierro> crisis volcánica

“El problema no es lo que hemos pasado, sino lo que nos queda”

Luis Andrés González, propietario del restaurante La Vieja Pandorga. | FRAN PALLERO

NICOLAS DORTA| La Restinga

La Restinga despertaba hoy con el mar en calma y verdoso, un ligero viento, gaviotas sobrevolando el puerto vacío, donde operarios de El Pinar recogían a los peces muertos por los efectos del volcán que provocó el cierre del pueblo desde el pasado día 11. Por goteo comenzaban a llegar vecinos. Luis Andrés González fue el primero en reabrir su negocio, un bar de pescado, La Pandorga de la Vieja.

Se muestra escéptico con lo que puede pasar pero está animado a sacar su negocio adelante. “Tenemos que continuar, no podemos quedarnos parados ante eso de puede pasar o no”, comentó. Andrés tiene seis empleados en el negocio, y dos más en la lavandería del pueblo. No nota nada raro en el aire que respira, las autoridades le han dicho que todo está normal. “El problema no es lo que hemos pasado sino lo que nos queda”, asegura.

Un solitario pez flota frente al pueblo. | F.P.

El propietario de La Vieja Pandorga afirma que llevaba tiempo notando la falta de pescado. Era como si intuyese que “algo no iba bien en el mar”, dice. De todas formas, el producto que se consume “proviene en una parte de Tenerife ”,excepto la preciada vieja. Luis es consciente de que hoy no vendrá nadie al bar, se trata de organizar el negocio, pero no se queda quieto. Los negocios del pescado no son los únicos afectados.

A juicio de este profesional de la hostelería, el buceo es que el peor parado sale del proceso eruptivo.

De momento los clubes y las escuelas permanecen cerradas.

Francisco llega con su mujer antes de las nueve de la mañana. Es pescador y sabe lo que se le ha venido encima. Está preocupado, como el resto de la población, por el futuro. “Me han dicho que para recuperar el estado del mar habrá que esperar al menos tres años, pero hasta que no hayan pruebas no hay nada seguro”, afirma.

“Ya dice que la mancha ha llegado a Sabinosa”, añade. Francisco asegura que mucha gente no ha querido regresar al pueblo hasta que el mar cambie de color. Esto nadie lo sabe.