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Pataletas: buscando el Yo

   

Actuar a su altura o con beligerancia empeorará la situación. | DA

INMA MARTOS | Santa Cruz de Tenerife

En un supermercado, Pablo se tira al suelo; grita, llora y patalea. Su madre, ante esa situación se pone colorada, suda y mira a su alrededor porque a su vez, todo el que pasa repara en la escandalosa escena. “¡Que se me trague la tierra!”. Todo comienza cuando Pablo se fija en una marca determinada de galletas y obtiene un no como respuesta. La situación se le escapa de las manos y no sabe cómo remitirla. Este contexto es más común de lo que muchos padres piensan y las pataletas son normales hasta cierto punto a partir de los dos años y hasta los diez, aproximadamente. El desarrollo del cerebro de los niños implica necesariamente este descubrimiento arduo pero fantástico: su capacidad de actuar y modificar el entorno que les rodea con sus opiniones y decisiones. Se trata del primer paso en la búsqueda de su yo.

El pediatra acreditado en Psiquiatría Infanto-Juvenil, Pedro Rodríguez, explica que las pataletas son desafíos a la figura de la autoridad u oposición a las normas que se intentan inculcar. Pueden ser premeditadas o inconscientes y las más comunes son las que se producen ante una negativa o un requerimiento por parte de los padres o educadores. La propia personalidad del niño y el ambiente en donde se desarrolla el pequeño suelen ser factores determinantes en este tipo de comportamientos.

Pero sigamos con el ejemplo de Pablo. ¿Qué debería hacer Mariola, su madre, en esos momentos?. “Hacer caso omiso de las exigencias de Pablo”, indica el pediatra. Esta actitud resulta por otra parte, complicada para algunos padres, o bien porque desean que la escena termine cuanto antes por el miedo a molestar al prójimo, o bien porque sienten lástima y acaban sucumbiendo a la petición. Es un momento muy tenso que se agrava si se está sometido a juicio de otros. Actuar con convencimiento y seguridad sabiendo que estamos en el proceso de educar, ayudará a los padres a no sentirse cuestionados. Pasados unos días de repetir la táctica, cuando Pablo pase por la misma situación y actúe con mesura ante un no, “hay que reforzar su comportamiento positivo y decirle lo bien que lo ha hecho”, indica el doctor.

El pediatra asegura que por otra parte, “discutir con el niño o tomar un actitud beligerante como si fuéramos de su edad no lleva a ninguna parte”, dice. El hecho de ignorar a los niños en un momento determinado para que no conviertan en rutina las pataletas no significa ignorarlos siempre. “Nunca se ha de olvidar que los niños necesitan afecto y mucha protección para madurar sanos”, explica Pedro Rodríguez. También apunta que hay que diferenciar entre lo que supone para los padres una pataleta porque llegan de trabajar cansados o es una protesta normal.

Cuando las rabietas se convierten en algo continuo y se producen a menudo, hay que descartar algún otro trastorno como causa con la visita a un psiquiatra o psicólogo. La llegada de hermanos o la muerte de un ser querido, pueden ser la causa de que el niño se enfade con mayor frecuencia.