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Reflexiones sobre el Juzgado de Primera Instancia Nº 1 de Santa Cruz de La Palma > Francisco Feliciano García

Desde el punto de vista estrictamente profesional y con la experiencia/perspectiva que da/implica el paso del tiempo, quiero hacer (en relación con unas notas/artículos publicadas/os de forma periódica en algunos de los medios de difusión provinciales, con una descalificación constante por el mal funcionamiento del Juzgado y por ende de los funcionarios que en éste realizan su quehacer diario, que, no respondiendo a la realidad, a fuerza de repetirse, han llegado a tomar carta de naturaleza) las siguientes puntualizaciones:

I) De la falacia/inexactitud informativa

No es cierto que la situación del Juzgado sea pésima o caótica a tal respecto y como primera aproximación, pregunto qué Juzgado no ya de la comunidad autónoma de Canarias, sino del resto de las comunidades que configuran el reino de España, con el módulo de trabajo/funcionarios y número de habitantes que corresponden a este Juzgado y su Partido Judicial, el tiempo de admisión a trámite de una demanda/expediente, una vez turnada o por la oficina de Decanato, no es superior a dos días y asimismo los escritos dimanantes de asuntos en curso no superan la ratio/tiempo de cinco/seis días en su tramitación, en atención al carácter prioritario/importancia del contenido de los mismos.

II) De la plantilla judicial

A) Al tiempo de mi toma de posesión como secretario judicial titular de este Juzgado, en el año mil novecientos setenta y uno, siendo el único juzgado de Primera Instancia existente en esa época en esta ciudad y su partido judicial (que se extiende desde la villa de Mazo al municipio de Barlovento), con un censo de población prácticamente el mismo que en la actualidad, la plantilla judicial estaba compuesta por el oficial don Francisco González Sosa (+), de sólida formación jurídica y reconocidas cualidades humanas que supuso, en la culminación de su carera, la concesión de la Cruz de San Raimundo de Peñafort y quien después de la jubilación continuó prestando sus servicios a la Administración de Justicia, en la organización/puesta en funcionamiento del ilustre Colegio de Abogados de Santa Cruz de La Palma, en las nuevas dependencias en la calle Anselmo Pérez de Brito; el auxiliar don Elías Hernández Pérez, en la actualidad como gestor procesal en la oficina de Decanato de los Juzgados de igual clase de Los Llanos de Aridane, con una permanente/progresiva preparación y que constituyó un elemento imprescindible en el mini-organigrama de la oficina judicial y el agente judicial, don José Feliciano Reyes, en cuya persona se invertían los términos, es decir, su humanidad/generosidad podía más que los tecnicismos legales, que también respetaba y cumplió hasta su jubilación y a quien acudían las personas de toda índole/condición en la seguridad de encontrar en él, la palabra/trato precisa/o, además de la orientación legal. Pues bien, con estros tres funcionarios, más la dirección del juez y la intervención de quien suscribe, como especialista en derecho procesal el Juzgado funcionaba muy bien, hasta el punto de ser puesto como modelo/tipo en las inspecciones anuales de la Audiencia Territorial de Canarias (hoy Tribunal Superior de Justicia de Canarias), según las actas levantadas al efecto y que figuran en el legado a mi cargo, para otros juzgados de similares características.

B) En la actualidad, frente al número de asuntos civiles al finalizar el año, que la etapa/época anterior no superaba los cien, hoy superan los mil, con una plantilla igual a la de hace treinta años, con distinta denominación, pero el mismo número de funcionarios; a saber, gestor procesal (se corresponde al oficial judicial tramitador procesal (antes auxiliar judicial) y de auxilio judicial (es decir, agente judicial); de ellos es titular el gestor procesal, don Luis Saiz Arribas, con gran preparación/dedicación y que hoy por hoy constituye un elemento fundamental en la oficina judicial, no solo por el trabajo que le corresponde según la LOPJ/Reglamento, sino como asesor de los otros dos funcionarios que, procedentes de la “bolsa de empleo”, tienen una menor preparación, que no dedicación, pero evidentemente repercute en el trabajo diario y en el de auxilio judicial, don Francisco Castillo Sánchez, en quien concurren parte de las cualidades de su homónimo en la etapa anterior. Sin embargo, ambos se encuentran a resultad de nuevo destino, el primero a petición propia y el segundo por haber superado las pruebas de tramitador procesal, ejerciendo en la actualidad en la oficina de la Fiscalía, lo que implica, una vez más, volver a empezar con los que se incorporen en sustitución de los mismos.

C) Nos encontramos pues que en el día de hoy con volumen de asuntos que multiplica por diez, los correspondientes a esa etapa anterior ya reseñada, el número de funcionarios es el mismo; y a pesar de las constantes solicitudes/gestiones, tanto al Tribunal Superior de Justicia de Canarias, como la Dirección General de Relaciones con la Administración de Justicia, para el aumento/refuerzo de la plantilla, la respuesta ha sido/es negativa por razones de índole económica.

D) La alternativa propuesta de crear una “bolsa de empleo específicamente judicial”, para que en la misma se formen en un primer paso los futuros funcionarios, dado el carácter técnico/singular del trabajo en la oficina judicial, en permanente evolución/cambio, por el número de reformas tanto en la LEC y complementarias a lo largo del año judicial; dicha petición, al igual que la del apartado anterior, tampoco ha sido atendida.

III) De los profesionales del derecho

A) De los jueces. Desde el año mil novecientos setenta y uno, hasta la fecha, han pasado por el Juzgado más de cuarenta jueces, bien como titulares en su primer destino, después de la oposición/práctica en la Escuela Judicial (aquí hago mención al juez don Antonio Giralda Brito (+), quien siendo este Juzgado su primer destino marcó un antes y un después en su responsabilidad como juez con mayúsculas), bien como sustitutos (en concreta referencia a don Juan Manuel Reyes Alvarado); ello ha supuesto/supone, lógicamente, un cambio constante en el normal desenvolvimiento de la actividad judicial, derivada de la impronta marcada por cada uno de ellos/as y si bien es de reconocer su dedicación plena a la primordial función de “juzgar y ejecutar lo juzgado/sentenciado” también hay que señalar el aspecto negativo de acumulación/retraso en algunos asuntos contenciosos (precisamente los más conflictivos), que dejados en “legado” por su predecesor y dado el poco tiempo de estancia en el Juzgado, antes de nuevo destino, pasaban al juez siguiente, traduciéndose en un añadido, no querido, pero sí negativo para este órgano judicial y de cuya responsabilidad, no siempre bien entendida, quedan exentos los restantes componentes del Juzgado.

B) De los abogados.En la década de los setenta, el número de abogados del Ilustre Colegio de Santa Cruz de La Palma, en pleno ejercicio, no superaba el de seis, en el recuerdo/reconocimiento están Edmundo Hernández Hernández (+), decano durante muchos años del Colegio, quien con su personalidad/rigor profesional, hizo del ejercicio de la abogacía, un ejemplo a seguir y elevo/llevó al citado Colegio de Abogados, tanto a nivel regional como nacional a unas cuotas de prestigio/importancia, como nunca más se la logrado; en la misma línea de finos y excelentes juristas, don Acenk Galván González (+) y don Domingo Pestana (+) (bufete conjunto); los siempre presentes/recordados, don Pedro Acosta Lorenzo (+) y don José Díaz Duque (+), en los que concurrieron la doble condición de una amistad franca/sincera para el secretario judicial y una interpretación/aplicación del derecho desde su lado más humano, sin que por ello sufriese un ápice su amplio conocimiento del derecho y la litis planteada; sin olvidar al que fue toda una institución, don Manuel Jaubert (+) y don Manuel Rodríguez La Rubia (+); cerrándose el número de los realmente ejercientes, los que felizmente lo siguen en la actualidad, don Jaime Lugo Rodríguez y don Carlos Lugo Sosvilla. Todos facilitaron la labor del Juzgado en general y de quien suscribe en particular, en la labor del día a día, dando prestigio a su profesión, en atención a la sólida preparación/argumentación, tanto en la redacción de las demandas/escritos, como en su actuación en la sala Audiencia (léase vistas de juicios), constituyendo la admiración de los sucesivos jueces y juezas y que, en tal sentido, me hicieron llegar al término de la actuación de cualquiera de los abogados antes mencionados, su respeto/estima por las cualidades demostradas/expuestas en su intervención.

Hoy, el número de abogados que actúan ante este Juzgado superan los cuarenta y frente a una mayoría que siguen la estela/categoría de los reseñados; también los hay que dificultan la labor judicial, traducido en peticiones genéricas sin sustento jurídico y/o en su defecto, recurrir por sí cualquier resolución judicial (por cierto, con revocación del recurso por la Audiencia Provincial), tanto en un caso como en otro, tal deficiente práctica se traduce en el alargamiento indebido de la cuestión planteada, en puridad, mal planteada.

C) De los procuradores. Al tiempo de mi incorporación al Juzgado ejercían dos procuradores, a saber, don Francisco Pérez Algarradas (+) y don Miguel Acosta (+), con una educación/trato superior, al igual que el conocimiento de su profesión, en cuanto representante del justiciable y medio de enlace entre el Juzgado y el o los abogados. Hoy el número de procuradores/as (licenciados/as en derecho) es de seis y asimismo desempeñan su actividad eficientemente.

D) De la medicina forense. No quiero concluir estos apuntes sin una referencia específica a los facultativos (médicos forenses), que bien como titulares o como sustitutos, han colaborado/an muy por encima de los medios que disponían/en en facilitar al Juzgado los elementos imprescindibles para dictar sentencia tanto en el orden civil como penal; en tal sentido, el recuerdo de don Adelto Hernández Sosa (+) y de don Álvaro Hernández Pérez, ambos ejemplo de entrega/amor por su profesión en el trato diario con el/los lesionado/os, como en el informe definitivo con la precisión/exactitud en relación directa a su formación médica en general y conocimiento de la ciencia forense en particular. En esta línea de la forensia actual corresponde a la titular doña Carmen Murillo Martínez, quien no solo atiende a los dos juzgados de esta ciudad sino que, en más ocasiones de lo humanamente posible/deseable, se hace cargo de los dos juzgados de igual clase de la ciudad de Los Llanos de Aridane, demostrando siempre su eficacia con dictámenes de primer orden.

Conclusiones

I) Dentro del contexto provincial/regional el Juzgado de Primera Instancia número uno de Santa Cruz de La Palma, con las limitaciones de medios/personal, que año tras año se solicitan y son denegados por las instancias superiores y que en cualquier entidad, pública o privada, de análogas características supondría la inviabilidad de la tarea/labor que le es propia, desempeña con el esfuerzo y la mínima plantilla judicial, un trabajo notable en general y superior en cuestiones puntuales, singularmente en el ámbito del derecho de familia.

II) A quienes desde una posición seudoprogresista en el ámbito de los profesionales del derecho que actúan ante este Juzgado, se dedican a reiterativas quejas por el funcionamiento de la Oficina Judicial Civil en particular y del Juzgado en general, me permito con la autoridad moral/profesional que comportan cuarenta años de ininterrumpida actividad como secretario judicial, indicarles o sugerirles que hagan “mejor” su trabajo jurídico, dejando a un lado la soberbia arrogancia con la que tratan de suplir sus “carencias” y con ello coadyuvar al mejor funcionamiento del órgano judicial que, paradójicamente, tan injustamente cuestionan.

III) Finalmente, a todos los funcionarios que han pasado por este Juzgado y a quien en la actualidad ejercen su trabajo en el mismo, en condiciones poco óptimas/idóneas, mi sincero agradecimiento.

*Secretario judicial