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EL HIERRO > CRISIS SÍSMICA Y VOLCÁNICA

“La Isla ha dado ahora la vuelta al mundo, pero a fuerza de sufrimiento”

   

Juan Fernández (a la derecha) y su primo Eduardo Machín, en la plaza de El Pinar. / DA

VICENTE PEREZ | El Pinar

Juan Fernández Hernández es un carpintero jubilado, residente en El Mocanal (Valverde) pero con toda su familia en La Restinga. Este martes ha venido a El Pinar a ver cómo les van las cosas, y en la plaza del pueblo, frente al bar El Mentidero, auténtico centro de la vida de este municipio en emergencia volcánica, habla con DIARIO DE AVISOS.

“Mi casa de dos plantas ha temblado varias veces, y el terremoto de 4.4 se sintió muy fuerte en las paredes, tuvo tanta potencia que yo creo que tuvo más grados de lo que dicen”, confiesa este trabajador de la madera que no duda en afirmar, con el orgullo de un padre sobre un hijo: “Mire, aquellas ventanas de aquella casa las hice yo”.

Juan, de 83 años, comparte la preocupación de los restingueros y los piñateros por el fenómeno volcánico. “La Isla antes casi no se conocía en muchas naciones, y ahora ha dado la vuelta al mundo, pero a fuerza de sacrificio y de sufrimiento por lo que está pasando con el volcán”. Su experiencia ahora con las sacudidas de la tierra le ha hecho “entender lo que pasa la gente en esos terremotos terrible donde los edificios se reducen a escombros, algo que por suerte no pasa aquí”.

Este artesano de la madera (oficio con el que, después de jubilado, se ha recorrido las islas de feria en feria) es de los cada vez más numerosos herreños que consideran que el túnel entre Valverde y Frontera “está mal hecho y mal situado” para evitar desprendimientos y soportar seísmos de cierta intensidad, y que por ese motivo ha habido que restringir el paso del tráfico en este fenómeno volcánico.

Haciendo un viaje en la memoria, recuerda que en 1950, cuando visitó La Palma, “aún echaba humo el volcán de San Juan” y, que en 1971, cuando entró en erupción El Teneguía, él se encontraba en El Aiún –donde trabajó como encofrador 8 años- y sólo pudo lo pudo ver por televisión. Pero esta vez lo vive en carne propia.

Eduardo, taxista jubilado: “Fui a ver mi casa y está bien”

A su lado se sienta un primo hermano suyo, Eduardo Martín Hernández, un taxista jubilado, de 86 años, quien tiene una casa en La Restinga, aunque no es su residencia habitual. Él sí recuerda haber visto la erupción del Teneguía desde el norte de EL Hierro, y ahora le parece increíble que en su isla se esté viviendo algo similar, aunque de momento bajo el mar.

Desde que se evacuó por segunda vez La Restinga, y se permitió luego el acceso durante el día, ha ido una vez a pasar revista a su vivienda, “a ver si tenía algún desperfecto, pero estaba todo en orden”. La planta baja de la casa está alquilada por un italiano, que ha tenido que alojarse en Valverde tras la evacuación. Eduardo trabajó como taxista durante 33 años en la capital tinerfeña, porque la emigración a otras isla y el extranjero fue el sino de miles de herreños en tiempos en que no era el volcán, sino otros factores sociopolíticos y económicos, los que impedían progresar la Isla y la nación.