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EL HIERRO > CRISIS VOLCÁNICA

El volcán se cobra los primeros parados

   

Alexis Morales, en su bar, al que acudió unos minutos antes del cierre de La Restinga. / FRAN PALLERO

VICENTE PÉREZ (ENVIADO ESPECIAL) | El Pinar

El volcán ha matado los peces, pero también la economía de La Restinga. Todas las empresas del barrio están cerradas, entre ellas 9 bares y restaurantes, cuyos empleados han engrosado en los últimos días las listas del paro.

“Tenía 6 trabajadores y los he tenido que mandar al paro hasta que se recupere la situación, porque no podemos más”, comenta Alexis Morales, junto a su hermano Manuel, en el bar El Refugio, un negocio que han levantado con mucho sacrificio pero que ahora corre el riesgo de sucumbir por la falta de clientes y el temor a otro desalojo.

Tras el regreso de la primera evacuación, el sector de la restauración reabrió sus puertas y sus cocinas, pero el pasado sábado se repitió la pesadilla, con un nuevo desalojo por este riesgo geológico. “No podemos abrir, no van clientes, ni los de La Restinga, porque están asustados, y encima ni los científicos ni las autoridades tienen claro cómo se va a comportar el volcán, por lo que no hay garantías”, señaló ayer este empresario mientras pasaba revista a su bar minutos antes de abandonar el pueblo a las 18.00 horas, ya que a partir de esa hora y hasta las 8.00 la Guardia Civil impide el paso.

En igual situación se encuentra el propietario del bar y apartamentos La Vieja Pandorga, Luis Andrés González, que ya ha tenido que dejar en el paro a dos de sus seis empleados. “Esperaré dos semanas a ver cómo evoluciona la situación, pero si no volvemos a la normalidad, tendré que hacer lo mismo con los restantes trabajadores”, explica este emprendedor, quien lamenta que, al no poder pernoctar nadie en el pueblo, no pueden quedarse turistas, y sin ellos su restaurante no vive.

Inma regenta la tasca La Laja y su marido Francisco un club de buceo. Ambos confiesan estar al límite, pues deben afrontar no sólo los gastos de sus empresas sino también los estudios de sus hijos fuera de la Isla, a lo que se suma la inquietud que viven por la emergencia volcánica.

La concejal de Comercio y Turismo de El Pinar, Magaly González, constata que “no podemos dejar que La Restinga se muera, pero tampoco olvidar que se trata de un barrio con el semáforo en rojo por una emergencia volcánica”. Así las cosas, es la naturaleza la que tiene la última palabra contra esta crisis.