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ELECCIONES 20-N > LA VOZ DE LA CALLE

El ecologismo político está verde

   

El escritor Agapito de Cruz, con el libro Canarias en clave de (1) sol. / DA

DOMINGO NEGRÍN MORENO | Santa Cruz de Tenerife

La ecuación ecologismo-política es una fórmula imperfecta, a juzgar por sus resultados. El escritor Agapito de Cruz aporta su visión sobre el pasado, presente y futuro de un movimiento manifiestamente zigzagueante.

“El voto verde existe, pero los mismos verdes no dejan que se exprese”, concluye el autor de Canarias en clave de (1) sol (Libreando Ediciones). “Es increíble el camino que ha tomado la ecología política”, comenta.

Víctima de “sus propios errores y de la innegable apuesta de los partidos tradicionales por engullirlos y fagocitarlos”, argumentó, “en lugar de pensar su proyecto en términos propios, ha pactado, salvo honrosas excepciones, con diferentes fuerzas políticas venidas a menos y que se ven beneficiadas”.

A su entender, “la puntilla se la ha dado el ecosocialismo (la socialdemocracia pintada de verde)”. De Cruz cree que Equo va a “arrastrar parte de los votantes de PSOE e IU pero no el voto verde, porque así no lo es”. Y menos aún, añadió, cuando “se ha unido a partidos como Sí se puede y Socialistas por Tenerife, que no tienen nada que ver con Los Verdes”.

Agapito de Cruz pensaba que Equo se iba a unir a los partidos verdes y concentrar un voto que “es distinto al de izquierda, derecha o nacionalista”.

En lugar de plantear “con valentía” las tesis del movimiento verde, comentó, “ha optado claramente por un socialismo ecológico, por una equidad y un desarrollo sostenible acorde con el medio y por una democracia participativa y de verdad, lo cual son palabras muy bonitas”.

En ese sentido, sugirió que el PSOE e IU se fusionen “y les insufle sus esencias”. Sin embargo, De Cruz puntualizó que “la revolución verde es otra cosa”.

En el fondo, recalcó Agapito de Cruz, “Equo y similares son una IU-2”. Al diversificar tanto el voto, señaló, “en el PP deben de estar cada vez más contentos por cómo se lo están poniendo para conseguir la mayoría absoluta” en las elecciones del domingo.

En un escenario de “corrupción política y con el mercado como sustituto del Estado nación”, la actual situación de crisis mundial “va a priorizar en la izquierda la defensa y regeneración del modelo socialdemócrata (eso es, el meollo del 15-M)”. Son tantos los seres humanos en condiciones de “extrema indefensión y pobreza”, alertaba, “que la naturaleza va a terminar pagando los platos rotos”. En primer lugar, por la “vocación ecocida” de los habitantes del planeta Tierra. Aun a sabiendas de lo que es capaz de hacer en contra de la vida, y aunque sea por instinto de supervivencia, el articulista confía en “este animal a ratos racional”.

De Cruz tampoco descartó que la solución venga “de la mano de otros elementos del ecosistema y que los volcanes tomen la palabra, como en El Hierro”. En cualquier caso, matizó que “la apuesta por Los Verdes, desde aquel Manifiesto de Tenerife en 1983, es algo que no puede morir”. A no ser, precisó, que las instituciones “no sean su espacio natural y haya que recurrir a Murray Bookchin para hablar de municipalismo libertario exclusivamente, de nosotros los verdes, nosotros los anarquistas”.

Diversos planteamientos

Integrante de la iniciativa Toda la isla es Vilaflor, De Cruz destacó que significó una ruptura entre la sociedad y el poder que, “lejos de ser aprovechado para avanzar en democracia, los gobernantes y los grandes partidos se apresuraron a neutralizar”.

Al respecto, mencionó “la modificación, en 2005, de la ley del sector eléctrico canario -con el fin de excluir del control municipal o adecuación al planeamiento territorial las instalaciones declaradas de interés general por el Ejecutivo regional-, la descalificación de la expresión popular y el cerrojo a la participación ciudadana institucional”.

De Cruz interpreta que existen “movimientos ciudadanos con planteamientos diversos e incluso opuestos y con intereses muy variados y marcada personalidad”. Son, apuntó, “una nueva forma” de hacer política. “Se representan a sí mismos y los partidos que actúan en su nombre mienten, manipulan a la gente y merecen todo el rechazo”. Además, apostilló, “sus promotores suelen provenir de fracasadas experiencias electorales que han visto ahora una oportunidad inmejorable”.

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‘Mascaritas’, una sátira “producto del azar”

Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. O casi. En Mascaritas (Rúbrica Editorial), Jordi Solsona traza una sátira política ambientada en una ciudad que se asemeja bastante a Santa Cruz de Tenerife.

La historia se inicia en una Nochebuena, en un burdel de lujo de la supuesta capital tinerfeña. En las viñetas, dibujadas por Ramón Hernández, aparecen las siglas del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), el Partido Popular (PP) y Coalición Canaria (CC), con personajes que son clones de Paulino Rivero, Miguel Zerolo y un tal Segovia (Soria).

En esta adaptación de la obra teatral Baile de títeres (1936), de Ramón Vinyes, salen a relucir “las conductas que revelan el lado oscuro de la naturaleza humana”. Desarrollada en el patio trasero de un Ayuntamiento, la acción presenta a la clase política “en su vertiente más destructiva”. Por contraposición, escribe Solsona, la inocencia se erige en protagonista. “El joven con alas que viene al mundo en ese burdel-ayuntamiento muy pronto conocerá de qué están hechos los seres humanos y cómo ciertos políticos no son ni mucho menos los más dignos representantes de la especie humana”.

Mascaritas es “un producto del azar y mi ignorancia”, subrayó. “La encontré en un paseo por las librerías de viejo de Barcelona. Ahí me esperaban Vinyes y su Ball de titelles. Un libreto, perforado por la polilla, que me costó seis euros”. Lo leyó en el avión de regreso a Tenerife y al instante supo que iba a hacer algo con ella. “La obra original denuncia el conflicto entre la sociedad y un ideal”, expuso su autor.

Ramón Vinyes era un escritor catalán exiliado en Colombia, donde Gabriel García Márquez se arrimó tanto a él que lo representó en la célebre novela Cien años de soledad como el sabio librero catalán que había leído todos los libros.

Procedente de Barcelona, Jordi Solsona posee el título de Psicólogo de la Escritura y el máster de Trainer en Programación Neurolingüística (PNL).
En 2002 se instaló en la Isla. Aquí imparte talleres y seminarios de comunicación. También ha hecho sus pinitos como crítico y autor de teatro. En 2011 crea la marca Bifluxus, que enmarca sus actividades

Por su parte, el ilustrador tinerfeño Ramón Hernández se adentró en el mundo del arte con la banda musical Niño Chácara. Actualmente prepara su primera creación literaria.

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