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“Cada euro que gano en la lucha lo envío a mi país”

Kamara, en una luchada entre el Ferretería Castro Delgado Machado y Arguama, de Igueste de Candelaria. / EL GUANCHE

LUIS DE LA CRUZ | El Rosario

Llegó al alba un jueves de 2008, al puerto de Los Cristianos. Antes, había recorrido 800 kilómetros, desde Malí a Mauritania para viajar durante días en una patera en busca de una ilusión: llegar a Europa para intentar ayudar a su familia y encontrar un mundo mejor.

Tres años después, a sus 20 años de edad, es uno de los luchadores con mayor proyección en el Archipiélago. Trabaja cada día y no para de entrenar, porque “cada euro que gano en la lucha canaria se lo envío a mi familia y, gracias a ese dinero, ellos tienen agua potable, luz eléctrica y pueden llegar a final de mes sin problemas”.

Carmelo Hernández, presidente del Machado, le dio la oportunidad de practicar lucha canaria cuando se encontraba en el Centro de Inmigrantes de La Esperanza: “Desde el momento que lo conocí tenía claro que Kamara sería un gran luchador. Es una persona que se ha adaptado perfectamente a nuestras costumbres, y es un chico bastante educado”.

Kamara se ha integrado en nuestra tierra hasta el punto de que tiene un contrato de trabajo en una empresa de construcción, y comparte piso con otros dos amigos en La Laguna.

Ahora mismo es uno de los máximos tumbadores de la Tercera Categoría y se ha convertido en la estrella del Machado, equipo de lucha canaria del término municipal del Rosario.

Kamara se caracteriza por ser un bregador muy rápido, impulsivo, que va muy bien de caderas y tiene unas atravesadas letales para sus rivales.

José Manuel Marrero Ayalita, su mandador, apunta que “su mejor cualidad es que le gusta aprender; es muy observador y entrena un montón”. En cambio, Iván Ramallo, capitán de este equipo, remarca que “se ha adaptado muy bien al grupo, y es muy bromista y también familiar. Aquí lo quiere todo el mundo”.

Con 20 años tiene un futuro por delante y quiere ser puntal de lucha canaria. De momento, su sueño es una realidad y no renuncia a sus raíces. Su deseo es ayudar más a su familia.