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el megáfono > Toscal-Longuera (II)

Luz divina con vocación social

   

El padre Gabriel Benítez Pérez junto a los juguetes que entregará a los más necesitados. | MOISÉS PÉREZ

LUIS F. FEBLES |Los Realejos

En el barrio realejero de Toscal-Longuera la celestialidad propia del catolicismo ha conseguido darle la mano a lo terrenal para entrar en una simbiosis perfecta y enfrentarse a la realidad social de los núcleos periféricos. Con el claro objetivo de trabajar para mejorar las condiciones del barrio, y con la intención de abrir las puertas de la Iglesia para todos, la juventud y el amor al prójimo se personifican en la figura del padre Gabriel Benítez Pérez.

Este sacerdote de 33 años, perteneciente a la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, ha conseguido una auténtica “revolución de fe” que ha llevado a la total identificación de los vecinos con su pueblo y con las necesidades sociales de este popular barrio.

Criticado por algunos mensajeros de Dios que no han cambiado sus zapatos de marca por las sandalias de cuero, este sacerdote güimarero contribuye a engrandecer la verdadera obra social de la Iglesia, trabajando a pie de calle y consiguiendo sentar en una mesa a los diferentes colectivos sociales y económicos, en sus ya conocidas mesas de trabajo comunitarias.

Su mensaje desde que llegó al barrio realejero ha sido claro: “Crearemos una comunidad participativa y cercana, consciente de los problemas de la calle, y con el objetivo de que este núcleo deje de ser un barrio dormitorio para transformarse en una gran familia”.

Con esta máxima, lleva a cabo, diferentes campañas de recogida de juguetes, de material escolar y de alimentos, entre otras iniciativas que impulsa. “Ya estamos con el III mes socio-religioso que comenzó el pasado sábado y que durará hasta el 17 de enero. Se trata de un proyecto que se basa en actividades con las que hemos unido a los diferentes colectivos del barrio, junto al área de cultura del Ayuntamiento, para organizar partidos de fútbol en el polideportivo, concurso de tarjetas de Navidad, conferencias y excursiones, entre otras ideas”, indica el padre Gabriel.

Imagen de la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe. | MOISÉS PÉREZ


La web de la iglesia

Rompiendo con el conservadurismo que caracteriza a los sectores más decimonónicos de la Diócesis de Tenerife, el padre Gabriel puso en marcha un portal web con el fin de entablar diálogo con los usuarios, compartir nuevas ideas y dar a conocer las actividades parroquiales. Incluso tiene un perfil de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe en Facebook, que ya cuenta con más de 2.000 amigos.

Mes socio-religioso

La parroquia Nuestra Señora de Guadalupe sigue organizando a través de cada una de las realidades y grupos parroquiales, la tercera edición de su mes socio religioso, una apuesta donde “la fe, la utopía y el amor a la Virgen hacen posible esta iniciativa”. Las actividades comenzaron el pasado sábado y finalizarán el próximo 17 de enero.

En este mes, se llevaran a cabo conferencias, como las del periodista, escritor y exalcalde Jesús Manuel Hernández, excursiones, concursos de tarjetas de Navidad, jornadas sobre la salud y las diferentes eucaristías.

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Comunicaciones y otras demandas

Para el párroco, que lleva tres de los seis años que debe permanecer en esta demarcación, los problemas principales de Toscal-Longuera son la falta de cariño de las administraciones y la ausencia de comunicación en el barrio. “He luchado por tener una rampa para que las personas con menos movilidad puedan acceder a la parroquia, aunque es verdad que el nuevo gobierno en el Ayuntamiento nos ha colocado una provisional. Es necesario que arreglen la carretera general y el polideportivo”.

Como la crisis afecta a todos, el padre Gabriel tuvo que hacer frente a su llegada a la parroquia a una importante deuda contraída hace 12 años por no abonar el agua y la basura. “En uno de los oficios litúrgicos lo comenté y les dije a los feligreses que teníamos que actuar para solucionar cuanto antes el problema. De forma inmediata se empezaron a mover recaudando donativos. Es algo de lo que me siento muy orgulloso”.

Al padre Gabriel la llamada de Dios le llegó muy pronto. Ya desde el instituto güimarero donde estudiaba valoraba la posibilidad de ir al seminario. Los problemas de su barrio natal, Fátima, nunca pasaron desapercibidos y desde siempre estuvo participando en su mejora social. “Soy de una zona sencilla y obrera. Siempre he estado vinculado a los problemas del barrio y la lucha de los párrocos de Güímar me ha servido de ejemplo. Mi vocación surge cuando veo la realidad social. Siempre quise aportar los valores que me dieron mi familia, el instituto y la parroquia; le debo mucho a Concha, mi profesora de religión”.

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