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Evacuación de La Restinga

   

TINERFE FUMERO | FRONTERA

Los claros indicios de que el volcán submarino surgido en el Mar de Las Calmas ha entrado en una segunda etapa, mucho más peligrosa debido al riesgo de explosiones incontroladas y liberación de gases tóxicos a la atmósfera, situó ayer a El Hierro en el peor escenario que se ha dado desde el inicio de esta crisis volcánica, allá por julio pasado. La nueva evacuación de La Restinga, acaecida en la tarde noche de ayer justo cuando sus vecinos se reunían para exigir ayudas, y el cierre del túnel de Los Roquillos, ordenado por la mañana ante los desprendimientos acaecidos en varios puntos de la isla, conforman un negro paisaje para el futuro inmediato de muchos de sus vecinos.

Como una pompa de jabón

Eran las 18:40 horas y la plaza de La Restinga era un hervidero de vecinos que buscaban coordinarse para exigir ayudas ante su precaria situación. Justo cuando pedía la palabra el consejero del Cabildo Javier Morales, lo interrumpía el alcalde de El Pinar, Juan Miguel Padrón, para anunciar a los presentes que el Gobierno de Canarias había decretado la segundfa evacuación del pueblo. Padrón detalló, con la urgencia propia del momento, que había recibido una llamada del director general de Seguridad del Ejecutivo autonómico, Juan Manuel Santana, advirtiendo del riesgo de que el volcán submarino expulsara indiscriminadamente material piroclástico a la atmósfera y gases tóxicos.

La alerta dada era la respuesta prevista por los científicos para el inicio de la llamada segunda etapa del proceso eruptivo, y el indicio más claro de la misma era la aparición en Las Calmas de una burbuja oscura que, cual pompa de jabón, crecía sobre la superficie para luego estallar y dejar una cortina oscura en el aire. El fenómeno, descrito por varios vecinos que admiraban la mancha existente en el lugar, y que supuestamente estuvo acompañado de una columna de agua, ésta de color blanco y con una altura de unos cinco metros, tuvo lugar minutos después de las seis de la tarde. Hay que tener en cuenta que los científicos preveían columnas de vapor.

Fuentes del Gobierno de Canarias puntualizaron anoche que la aparición de estas columnas es previa al riesgo de explosiones, que llegaría con la interactuación del magma con el agua, aunque reconocieron que la incertidumbre rodea el proceso dadas sus características y que basta con la posibilidad de que las cenizas surgidas lleguen a la costa como para proceder a la evacuación de La Restinga.
Sea como fuere, tanto el helicóptero gubernamental del GES como el buque Ramón Margalef estaban presentes en la zona en el momento de los hechos. Resulta significativo que el navío abandonase el lugar al poco de surgir la burbuja en cuestión, aunque ciertamente coincidió con el anochecer.

Está más cerca

Otro dato a tener en cuenta es que, según el presidente de la Cofradía de pescadores de La Restinga, Fernando Gutiérrez, la boca que ahora se presenta más activa entre las que están expulsando material que llega a la superficie se encuentra en una zona mucho menos profunda y más cercana a la costa.
Según los cálculos de Gutiérrez, que aún no han sido refrendados por los científicos, la expulsión de material estaría produciéndose a una profundidad de 150 a 200 metros, y a poco más de un kilómetro de La Restinga.

En caso de confirmarse tal circunstancia, las posibilidades de que el volcán llegara a ver la luz se elevarían considerablemente. Ello redundaría en la seguridad de los vecinos dado que, en cuanto la expulsión de material se produzca fuera del agua, la previsión es que la erupción continuaría bajo el modelo clásico de Canarias en tierra. O sea, como un caldero que rebosa leche hirviendo, lejos de otro tipo de vulcanismo caracterizado por explosiones violentas.

Cambio de planes

A pesar de que el Comité de Dirección del Plan de protección por riesgo volcánico (Pevolca) anunció en su rueda de prensa celebrada al mediodía de ayer de que la nueva reunión se celebraría mañana lunes, la evolución del proceso hace presagiar que hoy volverán a citarse los científicos desplazados a la isla con las autoridades competentes.

[apunte]La nueva evacuación de La Restinga, la segunda que se produce desde que se inició el proceso eruptivo, estuvo marcada nuevamente por la calma y el civismo demostrado por aquellos que, otra vez, se ven forzados a decir adiós a sus hogares y negocios.
Aunque no faltó quien recibió la triste nueva con humor, la seriedad en los rostros era la nota predominante, así como la determinación mostrada por quienes conforman los equipos de emergencias desplazados al lugar, siempre solícitos con los vecinos más necesitados. Entre ellos, políticos presentes en la reunión como la consejera del Cabildo Belén Allende, pasaban a ser uno más en el auxilio de aquellos que, por edad o incapacidad, requirieron de ayuda para recoger sus cosas y desplazarse.
Esta nueva evacuación ha permitido comprobar que en La Restinga se ha vivido estas jornadas con las maletas hechas, ya que en apenas minutos surgían vecinos de las viviendas con bultos empaquetados y maletas.
Mientras más de un adulto no podía refrenar alguna lágrima que otra, como es el caso de Dolores, grancanaria madre de dos hijos asentada en La Restinga desde hace 16 años, la mayoría de los pequeños se lo tomaba como una aventura. “Saben un montón de vulcanismo”, sonreía otra madre que a duras penas disimulaba su inquietud para no alarmar a los niños.
Mucho más beligerante se mostraba el presidente de la Cofradía de pescadores, Fernando Gutiérrez, quien, arropado por otros vecinos, lamentaba lo que entiende abandono de los vecinos. “No tenemos para comer y ahora no tenemos ni casa”, lamentaba el pescador, para quien “ahora toca estar tranquilos y que la evacuación se haga correctamente, pero no vamos a parar hasta que se nos trate debidamente”, recalcaba.
Si los vecinos evacuados ayer en La Restinga eran poco más de doscientos -muchos se marcharon en sus vehículos propios y otros han optado por no volver desde la primera evacuación para un total de unos 500 habitantes-, son 51 los que, tanto en la noche del pasado viernes como en la tarde de ayer han tenido que dejar sus viviendas de El Golfo, concretamente de los pagos de Las Puntas y Los Polvillos.
De ellos medio centenar durmió anoche en la Residencia de Estudiantes, ya que el resto de afectados encontró acogida por parte de sus familiares, sobre todo en Las Casas y otros puntos de El Pinar.
Al menos podrán dormir tranquilos ya que hoy los especialistas del Grupo Rural de Seguridad de la Guardia Civil relevarán a los efectivos de la Policía Canaria, Local y del propio Instituo Armado que anoche velaron por la seguridad del pueblo costero.[/apunte]