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Los curas se quedan sin paga > Carmelo J. Pérez Hernández

   

Así, como lo está leyendo. Y en este anuncio no hay letra pequeña. Los curas de la Diócesis de Tenerife han decidido no cobrar pagas extra de momento. Y también dejarán de cobrar complementos por responsabilidad a partir de ahora. La propuesta fue del Consejo de Economía y, tras ser refrendada por el obispo, se ha convertido en ley ya para los sacerdotes con ministerio en Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro.

Que se sepa, al menos de momento, ninguno ha iniciado una huelga de misas caídas. Ni se ha amarrado a una columna de su parroquia en señal de protesta. La vida pastoral de la diócesis no va a sufrir por la adopción de esta medida.

Dicen los curas que hacer algo así es justo y necesario en este momento.

Necesario, porque las finanzas de la Diócesis, una de las más pobres de España en patrimonio y otras entradas, no están para alegrías. Más bien para todo lo contrario. Y estiman mis compañeros que es mejor renunciar a esas pagas que tener que embargar proyectos de atención pastoral y social.

Y es justo, consideran, porque los canarios lo están pasando muy, pero que muy mal. Y siendo así las cosas, qué mejor sermón sobre la solidaridad que dando ejemplo.

Como saben todos los que no quieren sacarle partido a la frasecita, aquello de “vivir como un cura” hace muchos años que pasó a la historia si se quiere ilustrar así cómo viven los que viven bien. Un presbítero de Tenerife cobra 758 euros al mes. Es decir, sus pagas extra, ésas que ahora desaparecen, ascendían a 631 euros.

El sueldo de un cura no es ni mucho, ni poco, teniendo en cuenta que a todos se les provee de residencia y a sabiendas de cómo lo pasan gran parte de canarios.

Además, la cuestión no es solo la cantidad, que también, sino el destino de esa paga. No digo yo que no haya algún acaparador de riquezas. No lo sé, no tengo ni idea. Pero sí afirmo con rotundidad que en muchas ocasiones, muchísimas, ese exiguo sueldo se reparte entre muchas casas, y no son parroquiales precisamente.

Pues esa es la noticia. A quienes me leen semanalmente esperando encontrar un comentario a las lecturas de la misa en este rincón del periódico, les diré que no les he fallado esta semana. Es solo que la actitud de los curas de nuestra diócesis me ha parecido mejor comentario, sin palabras, que mis torpes letras.

Y es que el rey David se queja hoy de estar viviendo bien, mientras el símbolo de la fe en aquel momento es arrinconado: “Mira, yo estoy viviendo en una casa de cedro, mientras el arca del Señor vive en una tienda”, se duele el monarca, dispuesto a cambiar esta situación.

Es la falta de justicia, el contraste entre su bienestar y el doloroso abandono de la verdad, lo que impulsa al rey actuar. Como ahora sucede con los curas de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro.

Así se encarna la palabra de Dios en nuestras historias de cada día. Así estamos invitados a hacerlo todos, todos los días.

@karmelojph