LAS CARAS DE LA OST > CATHERINE MOONEY

“Lo más importante para un intérprete es sentir el ritmo dentro y saber comunicarlo”

Catherine Mooney considera que un momento clave en su formación musical fue entrar a los 14 años en The Purcell School. / FRAN PALLERO

SANTIAGO TOSTE | Santa Cruz de Tenerife

Los caminos de la música también son inextricables. Y de esta afirmación bien puede dar cuenta el caso de Catherine Mooney, solista de flauta en la Orquesta Sinfónica de Tenerife (OST), quien antes de sellar su feliz alianza con este instrumento, tuvo al alcance de su mano otras dos opciones que se llamaban violín y clarinete. “Comencé con el violín un año antes que con la flauta, pero no tardé en saber que no era para mí: no me gustaba”, explica esta intérprete nacida en un pueblo del Condado de Devon, al suroeste de Inglaterra. “En el colegio tenía una profesora que también nos impartía clases de música -continúa-, y al principio no tenía claro si decidirme por el clarinete o por la flauta, pero como no había clarinetes libres, al final no fue necesario elegir”.

Mooney resalta que desde el principio se mostró encantada con la flauta, lo mismo que hoy considera que para ella fue una auténtica suerte pertenecer a una familia de personas amantes de la música. Luego, con 14 años, se fue a estudiar al The Purcell School, un internado cercano a Londres que combina la formación reglada con la musical. “Allí aprendí mucho de profesores muy buenos -comenta Catherine Mooney-; empecé a entrenar mi oído, a conocer la música de cámara, la orquestal… Pero sobre todo, me enseñaron a presentar la música ante un público”, apostilla.

La flautista de la OST considera todo un privilegio el formar parte de ella. No en vano, subraya la enorme competencia que existe para entrar en cualquier orquesta sinfónica. “Para una plaza vacante -argumenta- se presentan más de 300 músicos en un proceso muy duro y exigente, por lo que es indispensable tener una buena formación, y no sólo como instrumentista, sino que has de saber trabajar en equipo. Sí, eso es muy importante”. Y del mismo modo que la técnica también es esencial, Mooney alude a un aspecto totalmente decisivo para quien quiera hacer de la música su modo de vida: “sentir el ritmo dentro de ti y ser capaz de comunicarlo”.

Melodías líricas y pasajes rápidos, traer la naturaleza a la sala de conciertos, recrear el canto de los pájaros, la voz humana… Así se manifiesta la flauta en una orquesta, según la intérprete. “Es a la vez una labor de protagonista y un trabajo en equipo”, explica. “Junto al fagot, el clarinete y el oboe, la flauta ha de trabajar la mezcla de los sonidos de la familia de viento-madera, pero también hay que saber expresar la singularidad que posee ”.

Catherine Mooney subraya que hay dos pasiones en su vida que ocupan todo su tiempo, la familia y la música. “No es nada sencillo trabajar para intentar seguir avanzando en tu nivel musical, al tiempo que dedicarte plenamente a la familia, que poner todo tu empeño en la educación de tus hijos para que salgan al mundo como adultos bien formados”, detalla. “Pero es algo que tengo que hacer, porque es mi responsabilidad”, agrega. “Es una lucha continua y un gran reto que -apostilla Catherine Mooney-, por otra parte me encanta”.