No queda otra. Es como el fin de la inocencia. La memoria suele almacenar recuerdos como un baúl, de modo que siempre los últimos guardados son los que están más a la mano. Así, sin necesidad de hurgar demasiado, afloran sentimientos, sensaciones momentos buenos y otros no tantos… Tras un 2011 atípico, el deporte afronta un año nuevo apasionante con la llama olímpica pendiente de encenderse en Londres y la Eurocopa de Fútbol en Ucrania y Polonia, como principales baluartes de un 2012 que, deportivamente y en lo que a la base respecta, nace también marcado por las palabras crisis y recesión. Sin embargo, la ilusión deportiva está llamada a ser el bálsamo recuperador en los periodos de mayor pesimismo social y, quizás, cuando al desánimo solo le quede la esperanza de cantar un gol, anotar un triple, rebajar una marca, aplaudir una agarrada histórica o asistir a un combate legendario y a un rally inolvidable. Con la palabra ascenso rondando el Heliodoro, el Santiago Martín o Pabellón Roberto Estrello, entre otros escenarios deportivos, las faltas de ayudas económicas están silenciado a otras disciplinas que también saben que sólo les queda aquello de evasión (ilusión) o victoria.