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Amenaza de ruina > Alfonso González Jerez

Los presidentes de las comunidades autónomas de Canarias y Baleares, Paulino Rivero y José Ramón Bauzá, han unido fuerzas para reclamar al Gobierno español un plan para la rehabilitación y modernización de la planta hotelera (basado en créditos blandos e incentivos fiscales) y el mantenimiento de las bonificaciones de las tasas aeroportuarias en 2012. Por delirante que parezca ambas reivindicaciones pueden ser despreciadas por el gabinete de Mariano Rajoy en los próximos meses y enterradas definitivamente en los presupuestos generales del Estado que presentará el señor De Guindos a finales de marzo en las Cortes, y que, muy probablemente, no resultarán aprobados hasta finales de mayo. Es delirante porque, si se suma al torniquete presupuestario al que serán sometidas todas las comunidades autónomas una patada en el cielo de la boca del turismo, en las Islas solo podremos plantearnos una disyuntiva: emigración o antropofagia.

Es cierto que la creación de puestos de trabajo en el sector turístico a lo largo del último año no parece condecirse con el récord histórico de doce millones de turistas registrados en 2011.

En esta oscura asimetría juegan varios factores, entre los cuales no es el menor, aunque tal vez sea el más alarmante, la decisión de los empresarios turísticos de ajustar al máximo las plantillas, con la degradación de las condiciones laborales consiguiente y la pérdida apreciable de calidad del servicio.

Aun así, en el último año el sector turístico ha creado varios miles de puestos de trabajo, y si ello no se refleja en las cifras de población activa ocupada, es porque han sido muchísimos más los empleos destruidos. No invertir desde las administraciones en la única actividad económica que demuestra fortaleza deviene una estúpida irresponsabilidad; retirar las bonificaciones a las tasas aeroportuarias es algo que, social y económicamente, revela un espíritu suicida.

Pero respecto a lo primero, José Manuel Soria, ministro de Industria, Turismo y Energía, ha sido rotundamente negativo; sobre lo segundo el Gobierno central parece haberse olvidado, distraído o contradicho en las últimas semanas.

Ciertamente la situación financiera del país es espeluznante: se han empecinado en recortar en un único ejercicio presupuestario 40.000 millones de euros y en este 2012 el Estado necesita captar 150.000 millones para cubrir sus necesidades de endeudamiento (algo así como el 15% del PIB español). Pero sin créditos e incentivos para la renovación del sector turístico y con unas tasas aeroportuarias estratosféricas nos estamos apuntando a la ruina insalvable del Archipiélago durante varias generaciones.