NORBERTO CHIJEB | El Rosario

El empresario, de origen chileno, Gamaliel Rojas, extenuado de tener que reducir personal en su empresa -de 25 trabajadores a solo siete-, y en vista de la galopante crisis en el sector de la construcción, decidió hace más de un año reconvertir su empresa, Garowelding, entonces solo dedicada a la metalurgia en general, en el primer astillero de barcos de aluminio que existe en Canarias, desde hace apenas un mes.

“Ante esta crisis que estamos padeciendo me he visto en la necesidad de buscar nuevos horizontes de negocio o, lisa y llanamente, cerrar la empresa. Me preguntaba qué se podía fabricar en esta industria utilizando los medios de los que disponemos, sin hacer un esfuerzo económico exagerado teniendo en cuenta los tiempos que corren”, señala el dueño de una empresa que ocupa una nave de unos quinientos metros cuadrados en el polígono La Campana.

Trámite burocrático

Fue entonces cuando, a mediados de 2010 se decidió a fabricar embarcaciones de aluminio para actividades profesionales y de recreo, haciéndose eco de lo que ya ocurría en paises como Estados Unidos, Canadá, Australia, Francia y otros del Norte de Europa, donde ese tipo de embarcaciones se lleva construyendo desde hace más de 30 años.

Pero no le resultó fácil a Gamaliel Rojas culminar su proyecto, porque tuvo que pasar casi un año y medio de trámites burocráticos, encargos de estudios a consultorías, capacitación del personal por entidades certificadas, compra de algunos equipos traídos de Estados Unidos y una exhaustiva inspección por parte de la Capitanía Marítima… hasta que el pasado el 15 de diciembre el Ministerio de Fomento “nos otorgó finalmente nuestra licencia como astillero acreditado para la fabricación y reparación de barcos de aluminio”.

Garowelding se convertía así, de manera oficial, “en el primer astillero de aluminio de Canarias” y según su propietario “es una empresa que tiene grandes posibilidades de crecer no solo en el mercado nacional, sino también en el africano”, entre otras razones porque la idea no solo es de fabricar barcos recreativos, tipo zodiac o catamaranes, “sino también barcos para la pesca artesanal como los que se utilizan en la costa africana”, señala Gamaliel Rojas.

Ventajas del aluminio

La principal materia prima para la fabricación de estas embarcaciones -Garowelding tiene permiso para fabricar barcos de hasta 22 metros de eslora- procede de Alemania, aunque llega a través de una empresa navarra. Y las ventajas de este material, según Gamaliel Rojas, es que el “El aluminio tiene mayor seguridad, por su gran ductilidad, se deforma y no se fisura, por lo que evitamos una vía de agua; con la fibra este supuesto podría fácilmente dar con nuestra embarcación en el fondo, aparte de ser resistente al fuego”.

Un barco de aluminio, además, “consume en torno a un treinta por ciento menos combustible que un barco de fibra o madera, ya que pesa menos”.

Otra de las ventajas es la reparación, “porque teniendo los medios y el personal capacitado es rápida y sencilla, no afectando a la estructura ni a las tensiones que se podrían producir en un barco de fibra”.

Y por el último, una embarcación de aluminio tiene menor coste de mantenimiento, porque “no se oxida y no se fisura por lo que la vida útil de una embarcación de aluminio es ilimitada, traduciendose esto en un mayor valor residual”, afirma con rotundidad un ilusionado empresario en lograr aumentar su caudal de negocio.

Metalurgia y cerrajería

Un empresario que ha querido dejar claro, que aunque la construcción naval es ahora mismo el gran objetivo de Garowelding, esta empresa también sigue dedicada a la metalurgia, especializada en cerrajería, construcciones metálicas y montajes industriales, contando con un personal cualificado y con amplios recursos materiales, como ha demostrado en los últimos veinte años.

Desde zodiacs a catamaranes

La empresa Garowelding tiene en la actualidad tres tipos de diseños de embarcaciones, aunque está abierto a otros modelos según la demanda de los clientes, siendo las zodiacs y catamaranes, de cuatro a once metros de eslora, los modelos más comunes, pendientes de abrir el mercado africano a futuros barcos para la pesca artesanal, contando con el apoyo del Gobierno de Canarias y de la Cámara de Comercio tinerfeña.

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Distintos diseños

En la actualidad, en la nave industrial que se encuentra en el polígono industrial La Campana, dentro del municipio de El Rosario, se pueden observar tres tipos de embarcaciones, bajo el dueño de Visma Ingenieros Navales y Oceánicos, S.L, pero Garowelding también está a disposición del cliente que solicite un diseño diferente, siempre y cuando esté dentro de la normativa del Gobierno de Canarias y Capitanía Marítima. Así, por ejemplo, un catamarán de cuatro metros de eslora y 1,80 de ancho, con capacidad para tres personas y un motor 50 cv caballos, puede costar alrededor de 14.000 euros, “más económico que una moto de agua de tipo medio”, asegura Gamaliel Rojas, quien no solo piensa en el mercado canario sino también en el africano, con la idea de expandir un negocio que le haga olvidar la crisis de la construcción y pueda “volver a dar trabajo a la gente”.

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