DA2 > DIARIO DE TU HIJO

Bendito Cole

La vuelta a la rutina escolar tras las vacaciones de Navidad puede traer ciertos trastornos. / DA

INMA MARTOS | Santa Cruz de Tenerife

Casi veinte días sin clases: cambios en los horarios de comidas y en los propios menús, distintas rutinas de sueño, emociones añadidas con las diferentes celebraciones, más juguetes… Al término de estas fiestas navideñas casi todos los padres desean regresar a la rutina.

A ellos les cuesta, pero los más pequeños lo acusan mucho más ya que han pasado más horas jugando y junto a sus padres y demás seres queridos con lo que separarse de ellos les puede resultar duro.

El primer día de colegio es probable que muchos niños se hagan los remolones, lloren o se nieguen a levantarse, y por las noches, volver a retomar la hora óptima para un descanso completo, también se puede convertir en una odisea.

Como en todo lo que concierne a los más pequeños de la casa, el primer consejo es tener paciencia porque su comportamiento es lógico y necesitarán unos días para readaptarse. Lo ideal es empezar progresivamente a sumar horas de sueño, esto ayudará a que el cambio no sea tan brusco y ahorrará pataletas a los niños y nervios a los padres. Hablar con ellos desde unos días antes del inicio de las clases les puede ayudar a mentalizarse con antelación con lo que no les cogerá por sorpresa la última noche antes.

Amigos y profesores

Se puede comenzar hablando de sus amigos, de sus profesores, de todo lo que tienen que contarles sobre lo que han hecho en Navidad y los regalos que les han traído Papá Noel y los Reyes Magos. La idea del reencuentro con los compañeros suele resultar bastante eficaz a la hora de despertar la ilusión por volver al colegio, sobre todo a partir de los tres años, aunque en algunos casos, esta ilusión desaparece al segundo o tercer día.

Algunos expertos aconsejan, como ocurre con el inicio del curso después de las vacaciones estivales, que los padres dejen que el niño lleve algún objeto de apego o algún juguete que les mantenga unidos a casa, siempre que en el colegio se lo permitan.

Aumentar un poco las horas de juego los primeros días para que puedan disfrutar de los regalos navideños y restar brusquedad al cambio puede ser también un complemento de ayuda a la adaptación si se combina de forma equilibrada con sus obligaciones escolares.

En cuanto a las comidas, reducir en casa los dulces y chucherías para volver a instalar una dieta sana para todos también reducirá en los pequeños los niveles de excitación que muchos especialistas achacan en gran medida a las comidas con demasiada azúcar.

No todos iguales

No todos los niños son iguales y aunque hay quienes afirman que existe un manual, hay niños que se adaptan mucho mejor que otros a los cambios.

Los padres de los primeros han de armarse de paciencia y cariño y no desistir ya que aun quedan varios periodos vacacionales en los próximos meses antes de que acabe el curso y al siguiente, todo vuelve a empezar.

A medida que los niños van cumpliendo edad, el recuerdo del año anterior puede significar su madurez a la hora de aceptar y adaptarse a estas variaciones de rutina.