Consulta el Consorcio > Salvador García Llanos

Es significativo que disponer de una estación de guaguas digna y en condiciones esté muy por delante de una infraestructura portuaria entre las preferencias de los encuestados. Que, en cambio, pese a la vaguedad y lo difuso de los teóricos contenidos, prime la creencia de que un equipamiento en el litoral como puede ser el parque marítimo debe ser atendido cuanto antes. Y que los factores cultural y deportivo apenas cuenten entre los consultados para el desarrollo de políticas turísticas de futuro. A la espera de un procesamiento pormenorizado de los resultados, con el que mejor proveer cualquier análisis, el Consorcio para la Rehabilitación Turística del Puerto de la Cruz -la última oportunidad para revitalizar el destino, según hemos reiterado- ha dado un primer paso en orden a que trascienda su trabajo y su funcionamiento, uno de los propósitos con que fue alumbrado en el mandato anterior. No bastaba con la facilona identificación de 2020, que parecía un eslogan futurista: se precisaba algo más para darnos cuenta del alcance y de la dimensión que animó al Gobierno de Rodríguez Zapatero cuando decidió afrontar, en cooperación con las administraciones autonómica, insular y local, una política específica para rescatar los destinos turísticos maduros que, por obsolescencia de su planta alojativa y otros males que traslucían su deterioro, claramente perdían el tren de la oferta competitiva. Ese algo se pudo empezar a contrastar hace pocas fechas cuando 128 personas acudieron al centro de congresos del otrora esplendoroso Taoro. Era, según definieron, una sesión de consulta, la primera de las que quiere hacerse para tomar el pulso al sector y a los agentes sociales. Ya dijimos en su día que el Consorcio, para ser operativo y ganar credibilidad, debía tener el máximo dinamismo posible y éste debía contrastarse no sólo en la trascendencia pública de su actividad sino en la más activa participación de quienes se sienten más involucrados por su toma de decisiones. La consulta se hizo así, mediante votación electrónica, a base de conocer in situ un powerpoint e ir respondiendo, utilizando un dispositivo tecnológico (powervote), a las preguntas que, en forma de distintas opciones, iban apareciendo en pantalla referidas a situaciones o circunstancias de la realidad presente del Puerto de la Cruz y a perspectivas de futuro. Al menos, los mismos que se han visto otras veces en convocatorias similares, escuchando las mismas cosas, haciendo variaciones sobre un mismo tema, habrán respirado un aire de cierto modernismo: la interactividad les habrá servido para mitigar la sensación de pérdida de tiempo que, en otras circunstancias y en otro ambiente, seguro les hubiera embargado. Que un elevado porcentaje de encuestados no esté nada conforme con las políticas específicas que se hacen desde el consistorio portuense; que la oferta comercial no salga bien parada; que reaparece la demanda de zonas de aparcamiento; que haya más ayudas externas y que simplifiquen los procedimientos administrativos son otros hechos reveladores del sentimiento de los 128 encuestados, una cifra cuyo valor viene dado no sólo porque seguro que fue un número superior al esperado sino porque será inevitable que en el futuro se asocie a quienes tuvieron en sus manos el pulso y el futuro desarrollo de la ciudad. En el seno del Consorcio, incluso entre quienes no creían en él, deben tener claro que hay que seguir sumando. Y que de las palabras hay que pasar, cuanto antes, a los hechos. Si es que se quiere que la modorra y los bloqueos sean conceptos del pasado.