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D. D. D. > Jorge Bethencourt

Tres frentes, Déficit y Deuda, por un lado, y Desempleo, por el otro, se extienden ante las tropas extenuadas de esta parte sur de Europa, que por culpa de malos generales perdió tanto tiempo ignorando los cañonazos de advertencia del enemigo.

Lo que debemos hacer no es fácil. La austeridad pública, la reducción del gasto de las administraciones, bien por el despido de empleados públicos o por la reducción salarial, tiene sus costos. Ya lo ha dicho hace poco Paul Krugman, premio Nobel de Economía, que advirtió a España, en El País, de los peligros de enfriamiento económico del recorte.

Claro que Krugman, en los años 2001 y 2002, cuando se pinchó en Estados Unidos la burbuja de las empresas tecnológicas (el crack en bolsa de las puntocom) recomendó con entusiasmo a la Reserva Federal que rebajara los tipos de interés para estimular el mercado inmobiliario. El mismo mercado que explotó en 2007. Como Nobel no lo sé, pero como profeta Krugman no tiene precio. La tesis europea -léase alemana- es que, a través del déficit, hay que atacar el crecimiento de la deuda. Los países no pueden gastar mucho más de lo que ingresan. Los alemanes tienen razón (aunque, como Krugman, nunca hayan sido muy buenos calculando el futuro a gran escala).

Pero España tiene un problema propio: el desempleo. Necesitamos de forma dramática frenar la hemorragia que nos lleva camino de los cinco millones y medio de parados. Y eso solo se consigue con crecimiento económico. Y el crecimiento solo se puede lograr produciendo mejor, siendo más competitivos, aumentando nuestras exportaciones, vendiendo más fuera de España y comprando menos, abaratando los costos de producción, desde la energía a los salarios, o produciendo bienes y servicios (como el turismo) con una alta especialización, donde los costos en relación con la competencia no sean tan determinantes. Y aumentando el consumo.
Para la izquierda, en la oposición, el problema se afrontó inicialmente manteniendo el gasto público “social” y generando más deuda. Fue la visión estatista de quienes conciben lo público como una ficción bondadosa, ignorando que se soporta en el sudor de los asalariados. ¿Así que la respuesta está a la derecha? No lo parece. Para los conservadores, que han llegado al poder, la solución de reducir la deuda y el déficit se basa, por ahora, en recaudar más impuestos. Y si acaso, la reforma laboral del mercado privado. El poder de la burocracia, sigue a salvo en sus fortalezas sindicales.

Twitter @JLBethencourt