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Democracia interna > Francisco Pomares

Al final, una maniobra de última hora, montada por los jóvenes en el congreso insular de los socialistas tinerfeños, parece haber dado la mayoría de delegados canarios a Carme Chacón. Los partidarios de Rubalcaba niegan que esa sea la cuenta, pero todo indica que así es como están las cosas en el partido que cogobierna en Canarias: con muchas ganas de darle la vuelta a todo. Si los resultados de este proceso congresual previo se reprodujeran en el próximo congreso regional, en el que lo que se discute es el cambio de dirección, probablemente el PSOE se enfrentaría a una situación de crisis.

El PSOE canario es un partido curioso: desde hace ya muchos años, sus bases no parecen estar muy en sintonía con una dirección que se ocupa muy poco de gestionar los estados de ánimo de la militancia, excepto cuando la dirección se somete a renovación.

Así, los asuntos teóricamente de menor enjundia para esa dirección -¿es de mejor enjundia quién ocupará la secretaría general del PSOE?- se dejan al albedrío de los afiliados, mientras los dirigentes se ocupan de las cosas importantes -pactar gobiernos, por ejemplo- y sólo cuando sus culos se ponen en juego, se mojan de verdad. Es sorprendente que en un partido como el PSC pueda inclinarse en el último momento la situación de un congreso sólo porque cuatro chicos presentan una lista inesperada de manera autónoma, que acaba recibiendo el 35 por ciento de los votos, mientras la dirección y su oposición juntas suman el resto. ¿Qué piensan de verdad los socialistas canarios? ¿Qué posición tienen sobre la continuidad del pacto de gobierno con Coalición? ¿O sobre cómo afrontar la reforma de lo público? ¿O sobre el REF y las ayudas de Estado? Es difícil saberlo, porque las bases del PSOE sólo se preocupan de tales asuntos para llevarle la contraria a su dirección. Es casi una tradición: fue lo que ocurrió con el puerto de Granadilla, al que el PSOE se opuso en un congreso, porque los delegados de la mayoría se habían ido a dormir o a negociar candidaturas, mientras que los chicos de las juventudes se cargaban el discurso socialista sobre el puerto…

La democracia partidaria -de cuyas ventajas e inconvenientes el PSOE es un verdadero ejemplo- no funciona si los que mandan -esos dirigentes tan ocupados en cosas importantes- se desentienden de ella, mientras que el partido anda completamente por otro lado.