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El HUC ‘pierde’ a una paciente en medio del caos de Urgencias

El Hospital Universitario de Canarias. | DA

TINERFE FUMERO | Santa Cruz de Tenerife

La constante situación de caos que se registra en los servicios de Urgencias de los dos hospitales de referencia de la provincia tinerfeña ya genera situaciones tales como la supuesta fuga de una paciente de Psiquiatría que, en realidad, ni estaba ingresada en dicha área ni se había movido de su cama. El propio gerente pedía ayer encarecidas disculpas -a la par que ofrecía todo tipo de explicaciones- a los hijos de la paciente, que fueron alertados en horario nocturno para avisarles de una fuga que no era tal, sino el fruto del exceso de faena y las condiciones en que se ven obligados a trabajar los profesionales de nuestra Sanidad.

Los hechos se desencadenan poco antes de la medianoche del pasado jueves, cuando un error de comunicación -según detalló ayer a este periódico un portavoz oficial del Hospital Universitario de Canarias (HUC)- provocó una confusión entre el departamento de Psiquiatría y el de Enfermería. Al parecer, los primeros atendieron a la paciente, una mujer de 48 años de edad ingresada en estado de shock aquejada de un posible ictus y, en un momento determinado, nadie supo dar con su paradero. Como está estipulado en los protocolos previstos para estos casos, se adoptaron inmediatamente varias medidas, para dar con el paradero de la enferma. Una de ellas es, lógicamente, avisar a la familia, a los que cabe imaginar ya de por sí apesadumbrados por la repentina dolencia de su ser querido.

Felizmente, la crisis desatada anoche en el centro hospitalario no hallaba su origen en la fuga de una enferma, sino más bien en la pérdida de una paciente, que reposaba en una de las camas tras ser explorada por los doctores.
Siempre según explicó el portavoz aludido, los departamentos implicados han redactado sendos informes sobre lo acaecido, donde sin duda habrán incluido con ‘letras bien grandes’ que episodios como el descrito tienen que ver con la falta de personal, el aumento de la listas de espera y las limitaciones de espacio para atender semejante cantidad de usuarios.

Fue ya a la mañana siguiente cuando los hijos de la paciente fueron recibidos en la Gerencia. Resta saber qué pensamiento predomina tras semejante maremágnum emocional: la preocupación propia por la salud de su madre, el alivio de que nunca estuvo en riesgo o la ira derivada de tan gratuito susto.