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El paro y la marginación social provocan un considerable aumento de inmolación a lo bonzo en Marruecos

EFE | Rabat

La elevada tasa de paro y la marginación social en Marruecos han provocado un aumento considerable de personas que, desesperadas, optan por quemarse a lo bonzo, un acto de protesta que no es nuevo en este país y que el año pasado terminó con la vida de al menos tres marroquíes.

Con una tasa oficial de paro del 9,1%, que afecta a un 31,4% de jóvenes menores de 34 años, en Marruecos existe “casi un 7,5 millones de personas (de un total de unos 33 millones de habitantes) que viven por debajo del umbral de la pobreza. La gente ha perdido la esperanza y quiere respuestas urgentes que no llegan”, declaró a a Efe el periodista Ali Anuzla, director del diario lakome.com.

Si bien es cierto que el acto de prenderse fuego comenzó a incrementarse después de que el 17 de diciembre de 2011 Mohamed Buazizi, un tunecino de 26 años se quemase a lo bonzo por la situación económica en la que vivía y desencadenó la caída del régimen del presidente de Túnez, Zin el Abidin Ben Alí, en Marruecos este tipo de casos se producen desde mucho antes.

“Ya en 2005, cinco diplomados en paro, que exigían un puesto de trabajo, se inmolaron frente al Ministerio de Sanidad, pero nadie hablo de ellos. Hoy se sigue protestando por las mismas razones”, comenta Anuzla.

Las tensiones sociales -dice- han existido siempre y el aumento de éstas responde a un llamamiento del pueblo marroquí a alcanzar un cambio, conseguir que se lleven a cabo las reformas prometidas y se ponga fin a la degradación en la que vive la gente, sobre todo en lo referente al poder adquisitivo.

Esta semana, al día siguiente de que cuatro universitarios se prendiesen fuego en Rabat, el presidente del gobierno marroquí, Abdelilah Benkirán, quien ha prometido revisar la situación, afirmó que el país alcanzará una tasa de crecimiento “fuerte, sostenible y generadora de oportunidades de empleo”.

Universitarios en paro

Cerca de 200.000 titulados universitarios llegan al mercado laboral cada año y exigen puestos de trabajo en la función pública, ya de por sí saturada, de ahí que sean uno de los grupos que tradicionalmente han protestado de forma más visible en las calles marroquíes.

De hecho, una de las medidas que tomó el anterior gobierno para neutralizar el descontento de la primavera árabe fue -junto al aumento de los subsidios a productos de primera necesidad- la contratación de 4.300 diplomados en paro.

Nabila Munib, presidenta del Partido Socialista Unificado (PSU), recuerda que el acto de quemarse a lo bonzo “es una expresión de desesperación extrema que no afecta solo a los diplomados y que ha llevado a la muerte a varios jóvenes”.

Hamid El Kanuni, de 27 años, murió el 9 de agosto de 2011 en un hospital de Casablanca después de prenderse fuego en Berkán, noroeste del país, en protesta por una denuncia que se le había impuesto por vender pan de forma ilegal.

En febrero, Fadua Larui, una mujer de 26 años, falleció tras quemarse a lo bonzo en Suk Sebt, un pueblo del interior, tras serle denegada una vivienda por ser madre soltera.

Unos días antes, Murad Rahu, un militar también de 26 años, acuciado por problemas económicos, perdió la vida en Marraquech rociándose con gasolina y prendiendo fuego a su cuerpo en mitad de un mercado vacío.

Durante ese mismo año resultaron heridos por el mismo motivo un hombre de 33 años en Tiflet (cerca de Rabat), un parado de 37 años en Safi (250 kilómetros al sur de la capital), un joven de 24 años en Casablanca y un estudiante de 20 años en Guercif, noroeste del país, entre otros.

Según Anuzla, “los sucesos ocurren tanto en grandes ciudades como en pequeñas, en el norte como en el sur”, y agrega que “uno de los lados oscuros es que la prensa no recoge lo que ocurre”.

El gobierno “tiene que tomar medidas urgentes para frenar esta hemorragia de la que depende la estabilidad del país”, ya que “se trata de una señal de crisis social muy grave que amenaza a la paz y a la cohesión. Se necesitan respuestas adecuadas y rápidas”, subrayó la presidenta del PSU.