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El presidente bombero > Óscar Herrera

Hoy lunes Tenerife amanece más despejado, el aire es más puro y la vida maravillosa. Calderón ya no entrena al Tenerife y se han acabado todos los problemas. Una víctima más de la infame gestión de un club gestionado por un grupo de extraterrestres. Solo así se explica tanto error y tanta actuación errática que empeora la anterior. Antonio Calderón es el quinto entrenador en 18 meses en ser ejecutado en el Tenerife. Primero fue Gonzalo Arconada; luego Juan Carlos Mandia; a continuación Antonio Tapia; posteriormente David Amaral; y ahora Calderón. Otro despido más, otra indemnización para un club que nada en la abundancia. Si fallas en la elección el final lógico es este. Y el Tenerife viene fallando en su elección hace años. En la elección de la decisión correcta que no le lleve a un callejón sin salida cada tres meses. Antonio Calderón nunca fue una buena elección. Como tampoco lo fue ir a buscar asesoramiento deportivo a Granada y que un tal Quique Pina haya colocado en Tenerife a un director deportivo un tanto friki y poco o nada válido para armar un proyecto como este. Y todas estas decisiones, más propias de un psiquiátrico que de un club serio como el Tenerife, son las que nos han conducido hasta aquí. No se baja de Primera División a Segunda B en dos años por accidente. Se llega hasta este momento por un cúmulo de despropósitos de enormes proporciones. Esta semana se ha hablado mucho de la propuesta del Gobierno de Rajoy, de actuar penalmente y hasta con cárcel a aquellos políticos y administradores públicos que hagan una gestión económica derrochadora y deficitaria. Si en el fútbol fuese así, aquí en Tenerife más de uno debería estar ahora a la sombra. Pagando por los errores de gestión tan groseros y evidentes que nos han traído a este presente de mediocridad e indignación continua, y que ahora apunta hacia otro entrenador de muy dudosa categoría futbolística. Por eso, todo lo sucedido ayer se veía venir. Lo he venido diciendo y escribiendo hace tiempo y por eso ni me inmuto por el cese de este anecdótico entrenador. Honrado seguro, pero inútil en la dirección del equipo, tan inútil como el que lo fichó. Tan inútil como el que sigue escapando de cada incendio. Señor presidente, como bombero estaría usted de película, no se quema ni una sola vez. Por cierto para los no leídos, definición de inútil: “dícese del que es incapaz de hacer algo de provecho”. Pues eso. #siganbailando.