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Guardianes del espacio aéreo

Antonio Javier Marrero es uno de los halconeros del aeropuerto, un oficio que requiere paciencia y disciplina. | DA

NICOLÁS DORTA | Granadilla de Abona

La caperuza deja sin visión al halcón a expensas de lo que ordene su dueño. Es una manera de atenuar el temperamento nervioso de la rapaz, que actúa por instinto. Esta máscara de cuero es un instrumento más del arte de la cetrería, de cazar con las aves, en una simbiosis perfecta, disciplinada y paciente. Este arte fue muy extendido en la Edad Media y estuvo ligado a la nobleza. Posteriormente fue perdiendo peso para dejar paso a otros métodos más fáciles de cazar animales: las armas de fuego. También otro utensilio clave es el guante, donde el animal posa sus potentes garras, donde aguarda en equilibrio.

Actualmente los aeropuertos utilizan la cetrería para controlar futuros incidentes provocados por las gaviotas y otras aves que sobrevuelan el espacio aéreo. En el Servicio de Control de Fauna del aeropuerto Tenerife Sur existen alrededor de 26 rapaces que velan por la seguridad estas instalaciones. El viento y el paisaje atrae a gaviotas y perdices hacia El Médano. Muchas de ellas van a comer lo que encuentran en el complejo medioambiental de Arico y cruzan en ocasiones la ruta aeroportuaria con el peligro que esto supone para los aviones, pues el impacto de una aeronave con un pájaro puede tener consecuencias fatales, “de muchísimo peligro”, indican desde AENA.

Antonio Javier Marrero, halconero, vecino de Cabo Blanco (Arona), se encarga de cuidar a los halcones, azores, harris (una especie de aguililla) y otras rapaces. Este joven trata de sacar partido al instinto cazador de las aves y atenuar su naturaleza salvaje para controlar el comportamiento de las mismas, aunque siempre hayan vivido en cautividad. Éstas disuaden a las gaviotas y es raro que las ataquen “porque normalmente cuando la gaviota ve una rapaz se aleja de la zona”, dice el experto.

Un ejemplar de halcón que está adiestrada para espantar las aves del aeropuerto. | DA

Estímulo condicionado

El entrenamiento requiere tiempo y dedicación pero da buenos resultados. Los halcones y otras rapaces se adiestran, entre otros métodos, básicamente por el estímulo condicionado de un pito (simulando los métodos del neurólogo ruso Ivan Pavlov) y con la recompensa posterior de la comida, generalmente pollitos o codornices.

“Lo importantes es que vuelvan al soltarlas, que se posen de nuevo”, explica Antonio Javier Marrero, quien demuestra con un halcón híbrido (una mezcla de varias razas) la destreza del animal, su rapidez a la hora de subir y bajar en el aire, de capturar la comida, de comportarse en el guante de su dueño. “Ellos no comen gaviotas, si algún día la capturan, normalmente la persiguen y se va”, subraya.

Y es que todas estas aves se han criado en cautividad, de lo contrario sería muy complejo dominarlas. Los halcones en la cola tienen un dispositivo digital de localización para en caso de pérdida saber dónde se encuentran. Son capaces de volar muy alto “hasta perderlos de vista”, dice el entrenador, añadiendo que tienen una visión muy superior a la nuestra, capaz de ver a una presa desde kilómetros. “Nuestro objetivo es mantener la seguridad aérea los alrededores y las pistas del aeropuerto”, afirma al halconero.

Rutina

En el Servicio de Control de Fauna hay varios halcones peregrino, uno de los pajaros más rápidos que existen. Antonio trabaja con dos compañeros más que se van turnando, pues deben estar disponibles siempre. Las aves se sueltan al amanecer, al anochecer y a lo largo del día.

De noche duermen sobre una pata y con la cabeza ligeramente escondida entre sus alas. Cuando hay una emergencia deben actuar los antes posible, su papel es fundamental en la seguridad del aeropuerto del Sur.

En el Servicio también hay habitáculos para el apareamiento de las aves, donde “ellas deben estar más tranquilas, normalmente la época más fuerte es en primavera”.

Antonio Javier hace lo que le gusta, es un afortunado cerca de sus animales preferidos. Los observa y los estudia, los intenta dominar, en este caso, siempre velando por la seguridad del aeropuerto.