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Hablemos de las instituciones… y del ocio > Antolín Goya

Parece lógico que en este presente de máxima exigencia y extrema dificultad, los ciudadanos esperen de sus políticos propuestas serias y honestas. Y efectivas. ¿Quién duda de que atravesamos un periodo convulso en el que las acciones de hoy serán la prosperidad o la pobreza de mañana? No es tiempo de divagar, señores políticos, ni de sueños prestados que más se asemejan a gobernantes en tiempos de grandes faustos que a personas comprometidas con su pueblo y con la realidad que nos ha tocado vivir. Realidad que para muchos es agonía. Parece lógico que en el Colectivo de Estibadores de Santa Cruz de Tenerife nos horripilen ciertas actitudes políticas que siguen valorando el Puerto capitalino como un parque temático, sembrando ilusiones vanas para el futuro, antes que como una valiosa herramienta por explotar en el presente y con un pasado de grandísimos rendimientos para toda la Isla.

Pedimos seriedad y compromiso. Y miradas para tiempos cortos y bases sólidas. Es casi insultante que en una sociedad prácticamente colapsada por el 30% de paro sus dirigentes pasen de puntillas por realidades concretas como la del Puerto de Santa Cruz de Tenerife sin atajar el problema con trabajo, sacrificio y modestia, tal y como obliga el mandato de sus votantes, sino que se rindan una vez más a sus propios sueños de grandeza, a sus improperios propagandísticos, presos, como parecen, por pensar más en la posteridad que en el hambre cercana. Ejemplos de fuegos de artificios sobran en Canarias. Es hora de fajarse duro y de programar mirando a los ojos a los ciudadanos. Hay titulares periodísticos que deberían avergonzar a los políticos.

Podríamos empezar valorando lo que fue el Puerto capitalino y lo que supuso pare Tenerife. Ahora que, una vez más, se habla del muelle de Los Llanos como un espacio para el esparcimiento del ocio más que para labores portuarias. ¿Por qué no retomar las raíces y potenciar unas instalaciones que tanto trabajo y progreso dieron a la Isla y enterrar para siempre proyectos ligados al ocio pensados para un consumo y un turismo que queda vez más llegan a la Isla con el “todo incluido”? ¿Qué manera es ésta de desviar atenciones y no asumir responsabilidades cuando cada vez el Puerto de Las Palmas gana más peso a costa de nuestra paulatina debilidad? ¿Viene ahora el político a hablar de ocio y de fiesta? ¿Ése es todo el compromiso de un alcalde con su infraestructura portuaria? Y que nadie se engañe, que además del paro, los costes de la vida en Tenerife también suben mientras Gran Canaria consolide su creciente condición de almacén logístico del Archipiélago.

Despojar a nuestro motor propio (aquel que tanto generó para Tenerife) de posibilidades y alimentar sin límites la caprichosa gallina de oro del turismo sigue siendo el gran error que nos vacía de fuerza y de contenido. Esos sueños de despachos son el hambre de la calle. Olviden ya, señores políticos, sus batallitas imperiales y pónganse a sudar como lo hace buena parte de esta maltrecha sociedad. El Puerto de Tenerife debe ser una fuente de riqueza por sí misma y no hay espacio ni tiempo que desaprovechar.
Buena parte de esas exigencias recae en manos de la Autoridad Portuaria, pero no hay que librar de responsabilidades a las instituciones. El Ayuntamiento debe velar por esos resultados; repetimos, menos sueños huecos y más pragmatismo histórico. El Cabildo debe incluir de una vez por todas al Puerto en sus estrategias de posicionamiento y comunicación, con la misma fuerza con la que defiende proyectos como el NAP. Y desde el Gobierno regional se deben activar políticas que propicien el equilibrio entre las Islas. Todo lo demás puede ser el ocio, el mal ocio al que nos están abocando con unas cifras de paro desesperantes. Así como estamos, Maremágnum tiene mucho más de confusión y despiste, que de grandeza y abundancia.

Antolín Goya es miembro de la Plataforma para la promoción de los puertos de Tenerife