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Este verano se sabrá si el trabajo realizado esta semana por las instituciones canarias en Fitur ha valido la pena y los peninsulares apuestan por las Islas para pasar sus vacaciones ya que el año pasado, con la crisis de equipaje, los nacionales prefirieron quedarse en casa. La estrategia canaria, ahora más que nunca, debe ir más allá del sol y playa. Los peninsulares deben entender Canarias como un lugar de escape, cercano y barato. Pero para ello el sector necesita un revulsivo, especialmente porque es el único que está contratando y el que está evitando que Canarias se adentre en un túnel sin salida.

El Archipiélago no puede depender exclusivamente de que a otros destinos les vaya bien o de que a Egipto, por ejemplo, le vaya mal.

Canarias tiene que ser capaz por sí misma de atraer turistas. Los internacionales vienen por sí solos llamados por el buen tiempo y la calidad de los establecimientos hoteleros, pero los peninsulares tienen multitud de opciones. Y todas ellas muy buenas y de calidad. La mejora de la conectividad es fundamental para que un turista decida por uno u otro destino. Y, seamos realistas, Canarias no es de las que mejores conexiones tiene. Lejos de entrar en un debate sobre las bondades de las bonificaciones de las tasas aéreas, de las que sólo se benefician unas pocas compañías, lo importante es abrir el abanico de rutas con la Península y no sólo a primeros destinos.

En segundo lugar, es absolutamente imprescindible [y los empresarios lo han pedido en muchas ocasiones] que el Gobierno comience a aplicar incentivos fiscales, como la apertura del crédito, para que los empresarios apuesten por rehabilitar los establecimientos turísticos, lo que, a su vez, ayudará al sector de la construcción. Y por último Canarias tiene que ser capaz de formar a sus ciudadanos.

No puede ser que haya perfiles en el sector turístico que no se cubren y no porque los empresarios no quieran, si no por problemas de movilidad o formación. La Cámara de Comercio lo advirtió esta semana.

Hay serias dificultades en las Islas para encontrar gente preparada, especialmente que maneje algún idioma. Es en esto en lo que estamos fallando. No sólo nos tiene que avergonzar el hecho de que el 50% de los parados canarios no haya acabado sus estudios primarios y que el 90% tenga sólo la formación obligatoria (la justita), sino que además en una región donde se vive del turismo, donde es este sector el que nos mantiene, seamos incapaces de aportar activos al sector servicios y estas plazas se queden sin cubrir o se ocupen por gente de fuera.

Hay que ponerse la pilas porque la fuente del turismo se puede agotar.