Los derbis no se juegan, se ganan > Roque Alberto

Los derbis son como las finales: no se juegan, se ganan. Pongo un ejemplo que se ha producido muy recientemente. En el duelo de rivalidad catalán, que midió al RCD Espanyol y al FC Barcelona, al equipo que entrena Pep Guardiola no le valió con su juego combinativo y sus virtuosos jugadores. Le faltó lo que le sobró a un equipo que es infinitamente inferior en lo técnico, como es el Espanyol, al que le bastó con poner en el campo de juego mucha lucha, garra y pasión. Eso, unido a su buen juego, le bastó paro lograr un meritorio empate, el cual celebraron los jugadores como si hubiesen ganado una gran final.

Me gusta el estilo de juego combinativo, aquel que busca espacios con la movilidad total de los jugadores y el balón, pero entiendo que un partido como el que jugará el Tenerife el próximo domingo se gana en la disputa de cada balón, como si fuese el último que disputase en su vida cada jugador.

El duelo entre la UD Vecindario y el CD Tenerife se venderá como el choque entre Goliat y David, pero no hay que olvidar que David ganó a Goliat. El Tenerife se encontrará con un Vecindario que tiene poco que perder y mucho que ganar, hasta el punto que si los de Almeida salen victoriosos del duelo, les harán un monumento en Gran Canaria.

Repito: los derbis se ganan, no se juegan. Ignoro las fórmulas que empleará Antonio Calderón para ganar este partido, pues nunca nos ha brindado un partido brillante de fútbol, pero tampoco hemos visto esta temporada a este equipo enfrentándose cuerpo a cuerpo con un rival.

Más que la técnica, el equipo blanquiazul tendrá que emplear más que nunca la garra si quiere batir a un rival que a buen seguro estará extramotivado.