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Los trabajos de Hércules > Elba Navarro

Unos de los personajes más conocidos de la mitología griega es Hércules, quien pasó a la historia por tener que realizar los doce trabajos más difíciles de todos los tiempos. Entre ellos matar leones o capturar al Toro de Creta. Pero si Hércules hubiera nacido en este siglo y viviera en Estados Unidos, sus labores serían otras, no sé sin tan difíciles, pero igual de curiosas. Su primer trabajo consistiría en disfrazarse de pollo y estar ocho horas a 40 grados bajo un sol que raja las piedras, promocionando un restaurante de comida rápida. El segundo sería parecido, sólo que en esta ocasión se vestiría imitando a la Estatua de La Libertad con un enorme cartel en sus manos donde se pudiera leer: “Declaración de la Renta aquí”. En esta época del año hay decenas de ellos repartidos por toda la ciudad de Miami.

Atrás han quedado los vendedores de pañuelos en los semáforos. Aquí Hércules ofrecería a los conductores rosas, limones, chuches, refrescos y lo más increíble que he visto hasta el día de hoy: gambas congeladas. Todo ello a la misma temperatura que nuestro entrañable pollo.

Pero si hay un oficio que me tiene en vilo, y que sería digno de pasar a la historia, es el de colocador de hielo en vasos de tubo; sí, tengo un amigo que trabaja en una discoteca cuya misión es poner dos piedras de hielo por vaso y así se gana la vida el muchacho, sin responsabilidades ni presiones. ¿Qué puede salir mal, que se le caiga uno al suelo? ¿Que no sean del mismo tamaño? ¡Oh Dios, la bebida va a quedar asimétrica! Sin comentarios.

Pero, sin duda, uno de los trabajos más duros para un héroe mitológico sería en el de Embajador de Bebidas alcohólicas… Menudo sacrificio: cobrar por encima del medio millón de dólares al año viajando, catando todo tipo de cócteles, cogiendo borracheras por contrato y todo ello para luego decir que la mejor es aquella que te está pagando…, claro, de alguna forma hay que justificar el astronómico sueldo, ¿no? Ya sé lo que están pensado: “Hombre ése lo hago yo por menos de la mitad” ¡Anda y yo! Pero no todo iba a ser malo para el pobre semidiós.

Tras una juventud llena de sacrificio, nuestro amigo no se jubilaría; aquí a los 70 estás en la flor de la vida. Embolsar productos en los supermercados te puede proporcionar otra década de “realización personal en el trabajo” Y no es broma, muchas personas prefieren mantenerse activas porque han trabajado tanto a lo largo de su vida que no saben vivir sin hacerlo.