Quiero hacer un llamamiento social y solidario por los periodistas que sufren y han sufrido la privación de su libertad al difundir noticias esenciales respecto a ciertos regímenes políticos o militares. Son acusados en diferentes países, como Irán, que posee el mayor índice de detenciones, por supuestos crímenes contra el Estado o por no respetar censuras gubernamentales. Nuestra sociedad tiene el honor de contar con prestigiosos profesionales en el campo del periodismo. Muchas veces nos hemos preguntado por el motivo que impulsa a los periodistas a salir y buscar la noticia, o quizá muchos son encontrados por la noticia misma. Hay periodistas y fotógrafos que han arriesgado su vida por permanecer en lugares en guerra, o en conflictos sociales, o en lugares de alto riesgo contaminados o teñidos por desastres naturales; sin embargo, siempre ha habido alguien que ha seguido los acontecimientos hasta su final y así nos lo han hecho saber. Rindamos hoy un especial homenaje desde esta columna a este DIARIO, a los diferentes diarios del mundo, y muy concretamente a los periodistas que dieron su vida o actualmente permanecen en cárceles esperando un juicio justo, o fueron detenidos y aún no han sido liberados. Recientemente, la organización Reporteros sin Fronteras difundió la noticia acerca de los periodistas que se encuentran encarcelados, y la cifra de alrededor de 200 profesionales repartidos por diferentes países y de diversas nacionalidades resulta escalofriante. Si una profesión digna como la de informar a los ciudadanos se convierte en una persecución indiscriminada, y los gobiernos no intervienen, así como las instituciones vinculantes e internacionales o las organizaciones no gubernamentales, nos encontramos ante una aparente justificación encubierta de encarcelamientos bajo esperas de sumarios inconclusos, vejaciones de la libertad vital y de la libertad de prensa. Pero ¿la libertad de expresión se puede ejercer en todos los países, o según en qué territorios o qué noticias?, ¿la libertad de prensa está en venta o es posible comprar o vender noticias, cambiar la dirección de titulares o tratar de influir en el pensamiento de la sociedad? Y los periodistas que se atrevieron a publicar secretos, corrupciones o mintieron ¿son protegidos o condenados por el propio sistema social o laboral? Hay reporteros muy valientes que rozan la heroicidad, grandes investigadores y excelentes comunicadores. Pero sobre todo he de distinguir a los periodistas impecables con la noticia y los que escenifican los acontecimientos en sus comunicados públicos a través del espejo del rigor. Los periodistas ante todo son humanos, son sensibles a los acontecimientos y son conscientes del impacto que crea en la población la difusión de ciertas informaciones y la asimilación por la sociedad de acontecimientos específicos. Hay periodistas que relatan noticias a través de su ego más positivo o más negativo, y aunque no hay recetas mágicas en los matices periodísticos, quizá una clave sea permitir que la noticia sea, y ser meros canales transmisores, o no pretender ser la noticia, no identificarse ni proyectar la noticia a la ciudadanía, sino informar y dejar que la sociedad obtenga sus conclusiones sin manipular. Los periodistas son auténticos parámetros informativos de la realidad mundial, y algunos profesionales irradian verdadera maestría al tratar personas y eventos. Desde aquí recuerdo que la verdad puede llevar a los gobiernos a un jaque mate en su propio tablero de ajedrez.
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