En medio de la tradicional trifulca que acompaña los procesos de primarias en el PSOE (no sabemos qué ocurriría en otros partidos, porque nadie ha imitado el modelo), se producen a veces anuncios inesperados.
Por ejemplo, el del secretario general de los socialistas canarios, José Miguel Pérez, que ha reconocido que medita su posible incorporación a la Ejecutiva federal, en el caso de que Alfredo Pérez Rubalcaba logre hacerse con la mayoría.
José Miguel Pérez ha adelantado esa posibilidad en una entrevista a Canarias Ahora, en la que -además- reconoce que una parte del PSOE canario quiere romper el actual pacto de Gobierno entre socialistas y nacionalistas. Es la primera vez que Pérez admite tal situación, que ha provocado ya las tensiones conocidas en El Hierro y La Palma, y que se mantienen larvadas en Tenerife.
Pérez insiste en que se trata de un grupo poco representativo -“mínimo”, asegura- dentro del PSC, y es cierto que quienes quieren romper con Rivero no son mayoría. Pero los procesos congresuales, al menos en el PSOE, los carga el diablo. En los próximos meses se va a producir un acuerdo de facto entre dos grupos no necesariamente identificados, el de quienes optan por la candidatura de Carmen Chacón, y el de quienes quieren desplazar a Pérez de la secretaría general en Canarias, en el congreso que vendrá después.
Por supuesto, no todos ellos se plantean la ruptura del pacto -mucho menos un pacto alternativo con el PP, que solo se defiende para algunos ayuntamientos y algunas islas-, pero es muy probable que a la oposición a Pérez, fuerte en Gran Canaria y que ha crecido desde las elecciones en Tenerife, acabe por organizarse en el congreso regional dando lugar a una candidatura alternativa.
Para evitar una división de fuerzas, algunos en el PSOE canario han planteado en los últimos días una solución lampedusiana -cambiarlo todo para que nada cambie- que pasaría por mantener a Pérez como vicepresidente del Gobierno y ascenderlo a la Ejecutiva federal, y sustituirlo en la dirección del partido en Canarias por alguien próximo, partidario del entendimiento con los nacionalistas y comprometido en esa línea.
El hombre sería Francisco Hernández Spínola, consejero de la Presidencia y número dos del equipo de Pérez. Andan en el PSOE dándole vueltas a la idea.
Y parece que al propio Pérez no le disgusta.