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Uno que se va… > Francisco Pomares

En medio de la tradicional trifulca que acompaña los procesos de primarias en el PSOE (no sabemos qué ocurriría en otros partidos, porque nadie ha imitado el modelo), se producen a veces anuncios inesperados.

Por ejemplo, el del secretario general de los socialistas canarios, José Miguel Pérez, que ha reconocido que medita su posible incorporación a la Ejecutiva federal, en el caso de que Alfredo Pérez Rubalcaba logre hacerse con la mayoría.

José Miguel Pérez ha adelantado esa posibilidad en una entrevista a Canarias Ahora, en la que -además- reconoce que una parte del PSOE canario quiere romper el actual pacto de Gobierno entre socialistas y nacionalistas. Es la primera vez que Pérez admite tal situación, que ha provocado ya las tensiones conocidas en El Hierro y La Palma, y que se mantienen larvadas en Tenerife.

Pérez insiste en que se trata de un grupo poco representativo -“mínimo”, asegura- dentro del PSC, y es cierto que quienes quieren romper con Rivero no son mayoría. Pero los procesos congresuales, al menos en el PSOE, los carga el diablo. En los próximos meses se va a producir un acuerdo de facto entre dos grupos no necesariamente identificados, el de quienes optan por la candidatura de Carmen Chacón, y el de quienes quieren desplazar a Pérez de la secretaría general en Canarias, en el congreso que vendrá después.

Por supuesto, no todos ellos se plantean la ruptura del pacto -mucho menos un pacto alternativo con el PP, que solo se defiende para algunos ayuntamientos y algunas islas-, pero es muy probable que a la oposición a Pérez, fuerte en Gran Canaria y que ha crecido desde las elecciones en Tenerife, acabe por organizarse en el congreso regional dando lugar a una candidatura alternativa.

Para evitar una división de fuerzas, algunos en el PSOE canario han planteado en los últimos días una solución lampedusiana -cambiarlo todo para que nada cambie- que pasaría por mantener a Pérez como vicepresidente del Gobierno y ascenderlo a la Ejecutiva federal, y sustituirlo en la dirección del partido en Canarias por alguien próximo, partidario del entendimiento con los nacionalistas y comprometido en esa línea.

El hombre sería Francisco Hernández Spínola, consejero de la Presidencia y número dos del equipo de Pérez. Andan en el PSOE dándole vueltas a la idea.

Y parece que al propio Pérez no le disgusta.