sin objetividad >

…y un manual de buenas maneras > José Antonio Felipe Martín

Espero que mientras lean estas líneas estén disfrutando de los regalos que han tenido a bien traerles los Reyes Magos de Oriente. Ha sido un año especial, porque ante la crisis generada por unos pocos que estamos pagando unos muchos ha habido un arranque de solidaridad de todos para poder ayudar a Melchor, Gaspar y Baltasar para que ningún niño se haya quedado sin regalo en una tierra donde mucha gente pasa hambre. Sí, a pesar de lo que digan, son muchas las personas que no tienen para comer en las Islas Afortunadas.

Ojalá hayan traído algo que cada vez parece más complicado: un manual de buenas maneras para que los que han vestido la camiseta del Tenerife se vayan sintiéndose respetados. Es curioso. Gente que no lleva ni un año en la entidad echa sin ningún miramiento a otros que llevaban más de tres campañas defendiendo esta casaca con mayor o menor acierto, pero defendiéndola.

Ayer Ezequiel Luna podía haber rajado. Podía haber dicho que hasta en dos ocasiones han negociado a sus espaldas, que lo han terminado por aburrir, que lo han hecho culpable hasta de la muerte de Manolete…pero el argentino se limitó a dar las gracias. A ser un caballero.

Concepción y los suyos, los que han estado están y estarán, porque cambia mucho a pesar de no haber logrado aún romper el registro de Jesús Gil y Gil de entrenadores en una misma campaña, han tenido la suerte de cara: han dado con auténticos señores poco acostumbrados a vivir y pelear en un fango que no parece para todos un medio muy desconocido.

Luna se va, como se fueron Oltra, Ayoze, Ricardo y otros tantos de los que se aprovecharon para perdonar dinero o tener salidas muy silenciosas. Como suele ser marca de la casa, el jugador se quedó solo. Lo hizo sin ningún representante del club a su lado. Cuando lo ficharon no fue así. Eran tiempos de vino y rosas.

En eso también somos de Segunda B. Cuando muchos criticamos, o muchos critican, porque yo hasta hace nada no había visto la luz y discutía con algunos de mis compañeros más queridos y respetados, nos suelen responder que es cosa de esta categoría tan fea y perra. Jugamos feo, nuestros resultados son, a veces más feos, pero no tanto como el trato a Ezequiel Luna. Y a tantos otros. Se han superado.