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Los 110 internos de Valle Tabares se amotinan y siembran el pánico

Imagen de archivo del centro de Valle Tabares. / DA

CARLOS GARRIDO | Santa Cruz de Tenerife

Quema de colchones y ropa, intentos de amotinamiento, lanzamiento de libros a los profesores, pinchazos en distintas zonas del cuerpo, consumo frecuente de drogas, agresiones físicas continuas, amenazas de muerte, tentativas de agresión e insultos, rotura de mobiliario… “Al último le hemos encontrado 13 pinchos”. No es un parte de guerra; es la situación real que tienen que afrontar diariamente los profesionales que trabajan en el centro de internamiento de Valle Tabares, con 110 internos de 15 a 21 años, distribuidos en siete módulos; todos ellos con delitos a sus espaldas, algunos hasta 60 y 70 detenciones, entre ellos violadores y homicidas.

Los recortes aplicados a todos los servicios de la Comunidad Autónoma también han afectado a este centro de máxima seguridad y, teóricamente, diseñado para reinsertar a los menores que delinquen, aunque hay internos de hasta 21 años pendientes de que los tribunales decidan si se trasladan a Tenerife II porque cometieron los delitos con menos de 18 años.

Hay turnos en los que para atender a 110 internos sólo se encuentran en el recinto menos de diez personas, cuando lo ideal son 26. Es decir, a una persona adulta por módulo. Un caos. Sin capacidad de reacción ante incendios o intentos de motín, “como ha ocurrido últimamente; no ha pasado nada porque Dios es grande, pero nos tememos que, si no se actúa ya, algo muy gordo va a estallar”.

La situación es aún más complicada para los trabajadores de estas instalaciones en cualquiera de sus servicios (vigilancia, educadores, limpieza o cocina, entre otros). Al recorte de plantilla, servicios y material se añaden tanto el temor creciente a ser agredidos por los internos como el miedo a seguir denunciando esta situación porque podrían perder su trabajo. “Parece que los presos ahora son los trabajadores”.

No hay para ‘bolis’

“No hay ni para bolígrafos o sillas”. Los detectores de humo no han sido reparados. Tampoco funciona el control de cámaras interno. Los internos no son controlados y la droga ha vuelto a circular de manera libre y continuada. Durante seis meses, una de las calderas dejó de suministrar agua caliente y la tensión subió. Fuentes judiciales consultadas por este periódico reconocieron estar al tanto por los propios menores de los retrasos en el arreglo de la caldera, de la mala calidad y cantidad de la alimentación y de la falta de mobiliario y juegos en la sala de esparcimiento, pero no de los casos de inseguridad extrema de sus trabajadores, sobre los que se interesarán en los próximos días.

El suceso de la caldera averiada casi seis meses obligó a mezclar internos y romper la regla de separación por edades, lo que ha contribuido al rebrote de casos violentos. La situación es tan tensa que “los chicos se han hecho con el control del centro; se creen fuertes”, aseguran quienes conocen bien la situación y la padecen a diario. “Ya saben que se les castiga por un día y, al día siguiente, pueden cometer cualquier otra barbaridad impunemente”.

La consejera lo sabe

Los expedientes enviados a la Administración, donde se relata este clima prebélico, se cuentan por decenas. El Gobierno de Canarias está al tanto, aseguran los trabajadores. Es más, hacen cómplices a la Administración de Justicia de todo ello, que tampoco exige al Gobierno una actuación contundente en este centro, porque, aseguran, “es importante no aparecer en las estadísticas”, como ocurrió con la desaparición de los sucesos leves.

Los niños más listos

El catálogo de irregularidades de Valle Tabares también afecta a la formación de sus internos, que, según las calificaciones que obtienen, estarían entre los seres más superdotados del Archipiélago, “con una media de aprobados del 90 por ciento”. “Hay truco”, aseguran quienes conocen bien lo que ocurre allí dentro: “Los monitores están amenazados, atemorizados, a ver quién se atreve a suspender a nadie allí dentro; en muchos casos se les soplan las soluciones”.

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Club de millonarios

El tijeretazo en los Presupuestos Generales no ha afectado a los dirigentes del centro Valle Tabares. La Fundación Ideo cuenta con 547 trabajadores fijos: un gerente, 19 directivos, 103 técnicos superiores, 176 técnicos medios, 42 administrativos y 206 obreros y subalternos. En los Presupuestos de 2009, la categoría de gerente de la Fundación estaba remunerada con 53.162,83 euros anuales. Desde la llegada de Orlando Umpiérrez (de Coalición Canaria en Lanzarote), al siguiente ejercicio, se subió el sueldo más de 8.000 euros (hasta un total de 61.181). Ahora Umpiérrez ha sido ascendido y su puesto lo ocupa Carmen Brígida Darias (del PSC-PSOE de La Gomera), pero con más sueldo aún: 63.277,83 euros anuales. Los 19 directivos cobran de los Presupuestos de 2012 más de un millón de euros (1.067.207,08), cuando los internos carecen de elementos mínimos en cualquier vivienda y centro educativo, por ejemplo, sillas en la sala de esparcimiento y en muchas de las aulas (bastantes de ellas rotas por los propios chicos en el clima de violencia permanente que se vive en las instalaciones).

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