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Convertido (por cinco meses) al ‘tebarismo’ > Luis Padilla

El arriba firmante, mayor de edad, valdanista convencido, más cappista que el Cappa, adorador del guardiolismo y amante del tiki-taka e incluso del tiki-tiki (variante del anterior, pero sin tirar a puerta), reconoce públicamente su momentánea conversión al tebarismo. Y suscribe la proclama de su nueva religión: “Camacho es nuestro Dios y García Tébar su profeta”.

EL PASADO. El día que Dios repartió talento futbolístico entre los niños de Bajamar no debí estar atento. Con los años, la situación no mejoró: a la hora de jugar un partido siempre me elegían el penúltimo. Las humillaciones no me alejaron del fútbol. El primer refugio fue el futbolín, donde ya prefería mover la bola de una línea a otra antes que tirar a gol. Luego, de adolescente y en los vicios, cinco duros me bastaban para jugar media hora en aquellas maquinitas antediluvianas y pasar una pantalla tras otra. Sin hacer muchos goles, pero aburriendo a los rivales (y a los que esperaban) con un número infinito de pases. Mientras, con el As Color adquirí un conocimiento enciclopédico. Y con el fútbol televisado, algún conocimiento futbolístico.

EL IDEARIO. Con el paso del tiempo, ese conocimiento enciclopédico y futbolístico [junto a una licenciatura en Periodismo] me permitió escribir del Tenerife. Y descubrir que ya era valdanista antes de que Jorge Valdano aterrizara en la Isla. En público y en privado he defendido el fútbol combinativo, el toque como elemento básico de distracción, la defensa en zona, la presión adelantada y ordenada (no la alocada que a veces hacía Dertycia), el gusto por el riesgo… Y he odiado los piscinazos en el área, las pérdidas de tiempo, las interrupciones constantes, el fingimiento, el codazo artero al rival, las protestas sistemáticas y todas esas tretas ladinas que no considero picardía y sí antifútbol.

LA CONVERSIÓN.
El domingo debí avergonzarme de mi equipo y de mi entrenador. No lo hice. Y hasta elogié a García Tébar por demorar su expulsión y encender al Heliodoro. Me había convertido al tebarismo. No se asusten si a partir de ahora defiendo que lo único importante es el resultado, que el fútbol es para listos, que hay que ganar por lo civil o por lo criminal, que menos salir jugando y más despejes p’al hotel Escuela (o p’al barranco de Santos si alguno llega), que hay que intimidar a los rivales y al árbitro, que hay que protestarlo todo, que el que no llora no mama… y, en definitiva, que el fin justifica los medios por muy abyectos que éstos sean. He sido temporalmente abducido por el tebarismo.

PD: García Tébar puede acertar con actitudes como las del domingo pasado. Tal vez perjudique al club a medio plazo, pero su comportamiento se tradujo en indudables beneficios para el equipo. En cambio, ni desde el más profundo tebarismo le encuentro justificación a la rueda de prensa de ayer. Perjudica al club y al equipo. Debería disculparse. Y luego, seguir siendo García Tébar.