De corazón, hay que cuidarse > Aurelio Abreu Expósito

Esta semana, Tenerife ha acogido las VI Jornadas de Prevención de Riesgo Cardiovascular, que han congregado a profesionales sanitarios de todo el país para intercambiar experiencias e ideas en torno a las enfermedades cardiovasculares y las formas de prevenirlas. Para la Isla, es un lujo contar con una Asociación como Ascarica, promotora de las Jornadas, que se dedica a investigar y divulgar para una mejor salud del corazón.

En la actualidad, los dos grandes enemigos de la salud cardiovascular parecen haberse aliado para ser invencibles: la mala dieta y el sedentarismo. De la nefasta combinación de ambos se derivan la obesidad (con tasas que en Canarias son alarmantes en los adultos y espeluznantes en los niños), la hipertensión, la diabetes, y toda una serie de patologías que allanan el camino a las enfermedades del corazón, desde los infartos a las insuficiencias. Sin embargo, no hay que dar la batalla por perdida. Si nos paráramos a valorar el coste social y económico de las enfermedades cardiovasculares, comprenderíamos hasta qué punto es una actitud inteligente invertir en la prevención, lo cual es más sencillo de lo que parece. Basta con cambiar, poco a poco, algunos hábitos de nuestra vida diaria. Ese rato que pasamos zapeando delante del televisor, maldiciendo que no haya nada bueno para ver, podemos pasarlo dando un paseo o haciendo un poco de footing. Ese plato de lo que solemos llamar “fritangas”, bien puede cambiarse por una ensalada o un almuerzo a la plancha.

Ya que es nuestra responsabilidad educar a los más jóvenes, cultivar hábitos de vida cardiosaludables, predicar con el ejemplo, se convierte en la forma más eficaz de inculcar un modo de vida que proteja el corazón y lo cuide. Se debe fomentar la práctica del deporte desde la niñez, así como instruir a los pequeños en una dieta sana, amplia y equilibrada. A veces es más fácil ceder a sus caprichos culinarios, pero a la larga insistir en una alimentación correcta es más conveniente, y ya lo agradecerán.

Cada año, las enfermedades del corazón matan en Europa a más personas que el cáncer, y al margen del drama humano que esto representa (tanto mayor en la medida en que muchas patologías son evitables), para los sistemas sanitarios tiene un coste elevadísimo, puesto que los tratamientos son caros y prolongados en el tiempo. Necesitamos concienciarnos todos de que la prevención no sólo salva vidas, sino que también ayuda a dar más calidad a la atención sanitaria, ahorrando recursos que pueden destinarse a otras patologías cuya prevención es más difícil.

Hacer un poco de ejercicio, comer sano y además, tomarse la vida con más calma. Vivimos tiempos de pánico y miedo, en los que es aún más necesario aprender a controlar la ansiedad y el estrés. El único corazón que tenemos nos pide que le ayudemos a seguir latiendo con fuerza.

(*) Vicepresidente segundo y consejero de Bienestar, Sanidad y Dependencia del Cabildo Insular de Tenerife. Senador por la Isla.