a babor >

Fraternidad > Francisco Pomares

Hay victorias pírricas que se traducen en derrotas contundentes. Tras la victoria de Rubalcaba en Sevilla, los restos del chaconismo se diluyen velozmente en el PSOE. La declaración autonomista del PSC catalán puede interpretarse así como una suerte de conjuro post-mortem que tampoco ha de llegar muy lejos. Llevan los catalanes amagando con la independencia orgánica del PSOE desde la noche de los tiempos, y cada vez que aprietan el acelerador, sus propias bases charnegas se les revuelven y frenan en seco. Y es muy probable que esta vez ocurra lo mismo: el PSC es un partido dirigido por hijos de la burguesía catalanista, pero al que votan sobre todo los catalanes que se sienten españoles.

Así las cosas, tras la limpia del Congreso de Sevilla, de las tropas de Chacón sólo queda en la estructura federal del PSOE un señor que se llama Juan Fernando López Aguilar, que resulta que es miembro nato de la Ejecutiva en su calidad de presidente de los socialistas españoles en el Parlamento Europeo. Mientras eso se arregla, que podría ocurrir -estará en función de la lealtad que demuestre Aguilar a la nueva dirección-, el exministro de Justicia ha empezado a plantearse cómo seguir en esta guerra -que es lo que de verdad le gusta- y aguantar el tirón de lo nuevo. Para empezar, se ha descolgado con unas declaraciones conciliadoras, pidiendo lo contrario de lo que predicó en los últimos días, es decir, integración. La reclama para ayudar a “desarrollar de forma fraternal los congresos regionales e insulares” del PSOE en Canarias. En clave de sol, lo que nuestro hombre quiere decir es que su gente estaría dispuesta a pactar candidaturas de integración en el PSOE canario. El problema es que, mientras él dice eso con la boca chica, algunos de sus compañeros de viaje en la aventura fracasada para colocar a Carme Chacón andan preparando la repetición del precongreso de Sevilla, con la sustitución de José Miguel Pérez como objetivo declarado y la ruptura del pacto de Gobierno con Coalición como segunda parte del programa.

Ya se ha visto la capacidad que tienen los socialistas para situarse al borde mismo del abismo, y es probable que los congresos que se avecinan no estén exentos de esas tensiones características de las etapas de oposición, cuando las pulgas saltan sobre el perro flaco. Saber que el nuevo a apóstol de la fraternidad universal es ahora López Aguilar, pues tampoco tranquiliza mucho.