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Garzón, víctima franquista > Juan Henríquez

Si de verdad escribiera lo que pienso sobre la sentencia del Tribunal Supremo (TS) que condena al juez Baltasar Garzón a once años de inhabilitación, vendrían a por mí los juzgadores y me fusilarían en el paredón con carabinas franquistas. Ni siquiera hablo de que Garzón sea la última víctima del fascismo español, que hasta puede que lo sea incluso el autor del artículo, o todo el que haya perdido el miedo a esos golpistas en la sombra. Son los mismos que a la chita callando quieren retornar a la España de asesinos impunes. No permitiré que estos malnacidos tapien la libertad y la democracia, y menos aún el derecho a reparar el genocidio de la dictadura franquista.

La sentencia de la que hablamos no juzga al juez Garzón, por mucho que la derecha, sus voceros mediáticos y la secta eclesiástica que recibía bajo palio al dictador se empeñen en negarlo, sino a todo un pueblo y sus instituciones democráticas. Las escuchas ilegales son el parapeto desde donde se han disparado las balas contra la libertad, que es el enemigo a batir por la ultraderecha refugiada en el PP, y disfrazada en congregaciones falangistas, cuyo soporte corporativo lo tienen en el TS. Sin embargo, por encima de esta realidad política-jurídica, deberíamos de mantenernos en alerta ante el regocijo, incluso la satisfacción, que abiertamente y sin pudor de ninguna clase han mostrado la mayor parte de la dirección del Partido Popular. Sí, hombre, los que ayer aplaudieron al juez Garzón cuando enchironó a Barrio Nuevo y Rafael Vera por el caso GAL.

Ahora toca seguir los pasos de lo que para mí es la trama política-judicial mejor diseñada del último siglo. Nada más y nada menos que acabar con una única sentencia: con la inhabilitación del juez encargado de instruir el caso Gürtel (financiación irregular del PP), y de otra, impedir la aplicación de la Ley de la Memoria Histórica, por la que se establecen medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la dictadura. ¿Y si resultara que alguno o algunos de los magistrados del TS que en su día juraron las leyes fundamentales del movimiento nacional estuvieran directamente implicados en los crímenes franquistas denunciados por Garzón? ¡Ahí lo dejo! Porque…, pregunto: ¿es una casualidad que el juicio al juez Garzón se haya acelerado a raíz del triunfo electoral del PP?

Sin ningún género de dudas, esta sentencia erosiona los pilares de la libertad y la democracia que tan inteligentemente supo consensuar el pueblo español en la transición de la dictadura franquista a la democracia, incluyendo la renuncia provisional de algunos de muchos de los que luchábamos por la libertad de principios irrenunciables, por ejemplo la instauración de la República. Aquellos esfuerzos no pueden cargárselos cuatro falangistas engominados de la ultraderecha.
Hoy más que nunca, sin titubeos, la izquierda española ha de unir todas sus fuerzas en contra de esta sentencia de inhabilitación al juez Garzón, cuya intencionalidad es la de cargarse la libertad y la democracia.

¡No la pifiemos!

juanguanche@telefonica.net