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La Asociación de Personas Sordas de Tenerife, sin dinero ni personal

La asociación posee un local multifuncional donde lleva a cabo numerosas actividades y talleres. / DA

JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife

Tras más de 17 años trabajando por la integración e inserción de la comunidad no oyente de la Isla, la Asociación de Personas Sordas de Tenerife (Asorte) pasa en la actualidad por un momento crítico por culpa de la crisis y los recortes. No en vano, sólo del pasado ejercicio las administraciones públicas adeudan cerca de 9.000 euros a la entidad, que atiende a buena parte de las 1.500 personas sordas que hay contabilizadas en la provincia.

Según explica a este periódico la presidenta de la institución, Eva Atanes, al dinero no percibido se le suma la incertidumbre de no saber si podrán sacar adelante los 34 proyectos que han presentado este año. Además, la próxima semana finalizan su contrato cinco trabajadores de los siete trabajadores con los que cuenta Asorte, estaban contratados a través de un convenio con el Servicio Canario de Empleo.

“Para llevar a cabo nuestro trabajo diario la asociación necesita contar con trabajadores sociales, intérpretes y administrativos”, denota Eva Atanes, quien deja claro que “si no nos aprueban las subvenciones que tenemos pendientes, pararemos la actividad”.

Y es que de los 21 proyectos que Asorte presentó en 2011, todavía no les han pagado el coste de 15 de ellos. Por si esto fuera poco, en poco más de una semana se quedarán sin intérprete de signos, una persona cuyo trabajo es fundamental para los no oyentes de la entidad. Pese a todo, la institución no pierde la esperanza, y continúa trabajando por la eliminación de las barreras de comunicación y la igualdad. Para ello, imparte cursos de lengua de signos, “un aprendizaje que beneficia tanto a las personas sordas como a los oyentes, porque posibilita la comunicación entre las dos partes”. Además, la organización realiza numerosas actividades y organiza jornadas de sensibilización en los colegios de la Isla, con el objetivo de acercar este tipo de comunicación a los estudiantes. Además, imparte cursos a entidades públicas, para que puedan aprender a contactar con personas sordas, como por ejemplo funcionarios de Hacienda.

“Una de las mayores trabas que pone la sociedad está en la educación, básicamente porque en muchos colegios de infantil no existen ni intérpretes”, aclara Eva Atanes, quien reivindica la creación de un modelo que enseñe a los niños sordos su lengua natural, la de los signos. En la misma situación que Asorte, como ya publicó este periódico hace dos semanas, están la mayor de las asociaciones que trabajan con la comunidad sorda del Archipiélago.

De hecho, desde la Plataforma Tenerife Discapacidad aseguran que, entre el Gobierno, el cabildo y algunos ayuntamientos deben más de 100.000 euros a las entidades que trabajan con el colectivo no oyente de Canarias.