LA ÚLTIMA (COLUMNA)

La burbuja verde > Jorge Bethencourt

En un extraño quid pro cuo, los políticos piensan que lo saben hacer mejor que los empresarios y éstos, a su vez, que los políticos son unos incompetentes. Por eso forma parte del paisaje que los gobiernos se dediquen a distorsionar el mercado privado con sus políticas de ayudas, a hablar cansinamente de cambios de modelo y a planificar cómo deben hacerse las cosas. Y también que empresarios y trabajadores, además de decidir cuál sería la mejor alineación del Real Madrid, tengan opiniones fundadas sobre como solucionar los problemas políticos de España. Se puede establecer, con carácter general, que todo el mundo sabe, pero sólo de lo que concierne a los demás. De lo suyo, ni zorra idea.

Llevo oyendo hablar del cambio del modelo productivo de Canarias desde que tengo pelos en los sobacos. Y desde esa misma fecha se reitera que comemos de turismo. Si me apuran, el único cambio de modelo que tenemos es de enaguas, porque a decir verdad la agricultura y la industria de Canarias tienen pinta de llevar camino del patio de los cangrejos. Y el turismo demanda energía eléctrica. Si es posible, barata. Un informe del instituto Juan de Mariana establece que cada empleo verde viene a costar, en España, 571.000 euros de dinero público. A las renovables se han destinado en primas, solo desde el 2000 al 2008, unos 28.000 millones de euros. Es verdad que la producción con fuel de energía eléctrica en Canarias está subvencionada. Lo que resulta extraño es que siendo más barata la producción de renovables, tenga necesidad de más ayudas. Y que sólo produzca el 6% de lo que consumimos. Sería más racional que a los ciudadanos se les primara en el precio y la instalación de placas solares para autoabastecimiento. Pero, queridos niños, aquí interviene el mundo de los inversores, que en vez de apalancar su dinero en bonos del tesoro prefieren comprar huertos solares o molinos, cuya venta de energía tienen asegurada con un sobreprecio de entre el 100 y el 500 por ciento. O estaba. Porque Zapatero, en 2010, ya les metió un recorte. Y Soria, por lo que parece, les va a dar otro.

La política de subvenciones a la producción de energías en Canarias está basada en que los ciudadanos de estas islas no paguen un sobreprecio por los costos de producción. No se trata de dar plusvalías añadidas para los empresarios, grandes o pequeños, públicos o privados, que se han vuelto verdes, pero por la pasta.
Twitter @JLBethencourt