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Los más vulnerables > Aurelio Abreu Expósito

Recientemente he tenido ocasión de acercarme a dos centros que comparten una característica común: están dedicados a atender a uno de los colectivos más vulnerables de la sociedad. Ambos enfocan su trabajo a personas con discapacidad severa y/o trastornos mentales, con un elevado grado de dependencia. Me refiero a la Casa Familiar Manolo Torras, regida por los Hermanos de Cruz Blanca, en La Laguna, y al Centro de Rehabilitación y Estimulación Valle de La Orotava (Crevo). Al personal y gerencia de ambos quiero agradecer la buena acogida dispensada en nuestros encuentros.

De la Casa Familiar Manolo Torras me impresionó, no sólo la alta calidad de sus instalaciones y de los servicios que allí se prestan, sino la entrega y el profundo amor de los Hermanos que atienden a los internos, muchos de los cuales no tienen familiares directos a los que recurrir. A su discapacidad se une una soledad trágica que duplica su vulnerabilidad. A pesar de las dificultades con que se encuentran, como tantos otros centros y las propias Administraciones, por causa de la crisis económica, los gestores de esta Casa Familiar no se arredran y piensan en nuevos proyectos.

Uno de sus intereses principales es dar una salida a los menores que padecen graves trastornos de conducta y que no están preparados para afrontar en solitario la vida adulta una vez cumplen la mayoría de edad. Las Administraciones no podemos dejar sólo en manos de las entidades este esfuerzo, sino que tenemos que estar ahí respaldándolas y prestando todo nuestro apoyo porque son un pilar fundamental de las políticas asistenciales, y porque su increíble trabajo redunda en una sociedad mejor y más justa.

Otro tanto podemos decir de Crevo, donde la atención que se presta a los usuarios, tanto con fisioterapia como con logopedia y otra serie de servicios, se complementa con la asistencia a las familias, lo que redunda en una mayor calidad de vida para todos. Las personas con discapacidad reciben una atención profesionalizada y esmerada, y sus familias encuentran una orientación que es más que necesaria cuando un miembro de la familia padece una parálisis cerebral o una discapacidad severa.

Toda la sociedad de Tenerife tiene una deuda de gratitud con estas dos entidades, y con todas aquellas que dedican su esfuerzo y sus desvelos a cuidar de quienes más lo necesitan, y que nos recuerdan por qué los recortes nunca deben enfocarse hacia los servicios y las políticas sociales: porque tratan de personas que no cuentan con otro salvavidas, con otra protección, personas que no tendrían más que desamparo sin esas instituciones.

Aurelio Abreu Expósito
(*) Vicepresidente segundo del Cabildo y consejero de Bienestar, Sanidad y Dependencia. Senador por la Isla.