“Mi padre me enseñó que la palabra es tan importante como la música”

SANTIAGO TOSTE | Santa Cruz de Tenerife

La 'cantaora' granadina Estrella Morente, pese a su juventud, posee una sólida carrera artística. / DA

“Tengo la grandísima suerte de poseer una maravilla de familia; el mejor padre del mundo, que me ha ayudado mucho en la vida y me dio el ejemplo y la oportunidad, a mí y a otras muchas personas, para intentar llegar a ser buena gente en medio de una sociedad marchita”. Con auténtica devoción se pronuncia la cantaora granadina Estrella Morente (Granada, 1980) cuando se le pregunta por un legado musical inagotable como el que ejemplifica su padre, el gran Enrique Morente (Granada, 1942-Madrid, 2010).

Estrella Morente llega el mes de marzo a las Islas para compartir su duende en dos conciertos, en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria (10 de marzo) y en el Adán Martín de Santa Cruz de Tenerife (día 11). “Presentaré un espectáculo flamenco y del alma -apunta en esta charla con DIARIO DE AVISOS-, que me gustaría que se recibiera como algo sencillo y conmovedor, tal y como son las propias Islas Canarias”.

En sus actuaciones, la artista recorrerá algunos de sus temas más conocidos, ahondará en soleás, seguiriyas, tangos y bulerías, y también se acercará a la obra de poetas como Federico García Lorca y San Juan de la Cruz. “La literatura en general -comenta la cantaora-, la poesía, los ensayos literarios, el teatro, siempre han estado vinculados a la casa Morente; y mi padre nos hizo comprender, desde muy pronto, la importancia que tiene la palabra, el valor del texto junto a la música”.

La hija de Enrique Morente y la bailaora Aurora Carbonell, nieta del guitarrista Montoyita, inició su trayectoria artística de manera profesional con apenas 16 años.

En todo este tiempo, e incluso antes, ha tenido la oportunidad de cantar junto a artistas de referencia para el mundo flamenco como pueden ser Sabicas, Chano Lobato, Juan Habichuela o el propio Enrique Morente.

La obra

Su discografía está conformada por los álbumes Mi cante y un poema, Calle del Aire y Mujeres, pero también se la ha podido escuchar (y ver), por ejemplo, en las películas de Carlos Saura Iberia y Flamenco, flamenco, o en la propuesta audiovisual Casacueva y escenario.

Precisamente, su voz figura asimismo en el filme de Saura Buñuel y la Mesa del Rey Salomón, interpretando Los cuatro muleros, y también en Volver, de Pedro Almodóvar.

Sus inquietudes como artista la han llevado a colaborar, entre otros, con el compositor británico Michael Nyman (conocido entre el gran público por su música para filmes como El piano, de Jane Campion, o las cintas de Peter Greenaway El contrato del dibujante o El cocinero, el ladrón, su mujer), quien ha elaborado un Requiem a partir de textos de San Juan de la Cruz y con el que prepara un nuevo proyecto discográfico.

Uno de sus espectáculos más celebrados ha sido Estrella 1922, puesto en pie hace siete años, cuya inspiración fue el primer concurso de cante jondo que albergó la Alhambra granadina en la década de los 20 del siglo pasado y, sobre todo, de La Niña de los Peines. “Hay muchos territorios artísticos que aún no he visitado -apostilla la cantaora a este periódico- y quisiera poder explorarlos algún día”.

La esencia

A este respecto, hay un elemento, el de lograr combinar la esencia del flamenco con la firme voluntad de abrir nuevos caminos en su arte, que Estrella Morente siempre ha tenido muy claro: “Desde niña me enseñaron a valorar, a respetar, a conocer la historia y las bases del flamenco -afirma la artista- para, a partir de ahí, poder crear un futuro lo más renovado posible”. “Y esa enseñanza no sólo me es útil en la música -agrega-, también lo es para otras facetas de mi vida”.

Y es que el respeto es una parte esencial del modo en que contempla el mundo la cantaora granadina. “Nunca te quedas parada -señala-: el tiempo te hace aprender muchas cosas, unas las asumes y otras las desechas, pero creo que precisamente esos cambios son indispensables para poder llegar a evolucionar”. “Sí -argumenta convencida-, sin las consecuencias de ese progreso sería muy complicado buscar nuevos caminos. Además, una buena táctica para avanzar es procurar no darle codazos a nadie mientras te mueves”.