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Nada de política > Alfonso González Jerez

Desde siempre el pensamiento derechista español -no digamos el reaccionarismo patrio- se las ha querido ver con la política. La política, un granizo oscuro que cae sobre la cabeza de los pueblos y les impulsa a peligrosas migrañas que conducen a los pensamientos más disparatados, sin excluir la democracia, la igualdad o la justicia. Lo dijo Donoso Cortes, lo dijo Balmes, lo dijo Menéndez Pelayo: la verdad es una y el error múltiple, y el mayor error de todos es la política, caracterizada por el único discípulo de los tres que, sin hacerlos leído, ni menos aun entendido, consiguió llegar a jefe de Estado mientras firmaba sentencias de muerte a la hora del chocolate: “la política es la causa de la ponzoñosa división de los españoles y de la pérdida de grandeza histórica de España”. La política es un semillero de discordias, de enfrentamientos, de intereses espúreos, de mentiras y falsedades, de frivolidades y villanías indescriptibles. Asier Antona Gómez, diputado y presidente del PP de La Palma, recordó esta sana doctrina el otro día, al aseverar que el PP no está en el Gobierno para hacer política, sino para gestionar los intereses generales. Asier Antona es un joven valor del PP isleño que comenzó sus días de gloria cargando con los tinteros o las raquetas, no lo recuerdo bien, del señor Gabriel Mato en su etapa de presidente del Parlamento de Canarias, y que en los últimos años se ha dejado barba y ha elegido corbatas que amenazan su perímetro toráxico después de pacificar manu militari la pululante mediocridad de los conservadores palmeros. Hasta cierto punto es natural que a Asier Antona parezca repugnarle la política: cuando todo parecía maduro para expulsar a los coalicioneros de las principales instituciones palmeras, su ensoberbecida torpeza constituyó un obstáculo insalvable para mandar a Guadalupe González Taño a las tinieblas de la oposición. Desde entonces, quizás, a Asier Antona no le gusta hacer política, porque lo hace pésimamente, y no es descartable que se dedique a fabricar marquesotes en sus horas libres como penitencia, cual las monjitas. Y como cualquier monjita, lleve o no barba, está francamente preocupado por el acoso de la cuadrilla de bolcheviques y separatistas resentidos que encabezan Paulino Rivero y José Miguel Pérez, hermanados en su afán de acabar con el Partido Popular, enviar a José Manuel Soria al exilio y anexionar la carrera de San Jerónimo a Taganana.
El rechazo facistoide de la política como intervención organizada en los espacios públicos cuya articulación se basa, en un estado democrático, en la libertad, el pluralismo y la capacidad de elección conecta muy bien con el actual descrédito popular de lo político como basurero hediondo e incorregible. Al final y al cabo Asier Antona, cuando proclama que no hace política, que su partido, paradójicamente, no se dedica a la puerca política, está dejando muy claro qué praxis política defiende, perpetra y legitima.