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¡¡Que te lo pongas!!

Los preservativos ya se venden con colores, aromas y sabores. | DA

REBECA DÍAZ-BERNARDO | Santa Cruz

Hace ya más de veinte años un buen día nos sorprendió una fantástica campaña publicitaria que desmitificaba tabúes y animaba al paisanaje patrio a usar preservativos y, poco a poco, también ayudó a quitarnos el rojo flamenco que se nos ponía en la cara al entrar en la farmacia a pedir media rebotica antes de preguntar por una caja de los mentados condones, eso si no había mucha cola ni ninguna vecina o conocido a nuestro lado, porque si no te podías ir de allí con paracetamol para tres inviernos y nada más. Todavía recuerdo la lista de la compra para esos momentos de apuro, “pañuelitos de papel por favor, ah, y una caja de preservativos y otra de vitamina c efervescente”, y siempre por este orden para despistar porque solían preguntarte si el frenadol lo preferías en sobres o en pastillas y así desviabas la atención…

Aún así, a lo largo de los años todos hemos conocido personalmente varios casos de embarazos no deseados y de enfermedades de transmisión sexual más o menos graves, a veces porque los condones se habían roto o venían defectuosos o sencillamente porque no habían sido utilizados en el momento roce, y es que durante muchísimo tiempo rularon por el mundo leyendas de gomitas que se habían quedado dentro de vaginas, de otras que apretaban los bits de señores muy bien dotados, historias de caballeros que se negaban en redondo a plastificarse porque de ese modo, decían, no se enteraban de nada porque perdían sensibilidad, o ya el colmo la excusa del no saber ponerlo, por muy raro que a día de hoy nos suene, pero es que nadie nace enseñado y hace dos décadas era bastante heavy explicar a los usuarios cómo colocarlo sin pellizcar, dejar demasiado tirante o de plano cargarte el preservativo con las uñas.

Y también hace ya años que se comenzaron a distribuir condones de manera gratuita por las calles de la ciudad durante los días más fuertes del Carnaval, la fiesta de la carne, la lujuria y los excesos por excelencia, porque desde que nos colocamos la mascarita en la cara nos convertimos en la esencia de aquello que desearíamos ser y no somos, hacemos aquello que el resto del año no nos atrevemos a hacer a cara descubierta y siendo sinceros, todos conocemos a más de una que ha amanecido un martes de Carnaval con la ropa interior hecha un nudo en un bolsillo y más de uno ha arrinconado a alguien en un portal capitalino para cometer pecadillos de la carne que en otro momento del año haría en su casa o en el asiento trasero de un coche mucho más cómodos.

Así que en estos días, sé consciente de que seguramente no vas a ser consciente de lo que haces ni contra quién lo haces, así que me sumo a la frase más que hecha y te animo a que te pases por una de esas maravillosas farmacias que hay en toda la ciudad, hagas acopio de material y lo distribuyas por los bolsillos de todos tus disfraces para que no te pille el toro y que llegado el momento nadie te corte el lote por falta de protección, seas chico o chica y salgas con quien salgas las próximas noches, no te la juegues y ¡póntelo o pónselo!

Con aromas y sabores de fresa, plátano o manzana verde, más gruesos y con forma anatómica, de material de última generación sin látex, para los alérgicos, tamaño XL para súper dotados, estriados y finitos, de colores o con banderas de tu equipo favorito, con puntitos y estrías y efecto calor, o los diseñados para los más jóvenes y sus primeras relaciones sexuales, para que sean más fáciles y cómodas… Ya no hay excusas, hay para todos los gustos, así que, por favor, usen preservativo estos carnavales.