“Venir aquí, a este club, a esta ciudad y a este estadio hace que se disparen las vanidades”, dijo Andrés García Tébar, el nuevo, flamante e invicto míster del CD Tenerife en la rueda de prensa previa al emotivo partido y quizás -esperemos que sí- punto de inflexión blanquiazul. Está claro que si los resultados acompañan, te ayudan a crecer, pero la matinal del Heliodoro dio -y mucho- más que una vital remontada. El Frente Blanquiazul arrancó recordando a su amigo Andy, componente de Armada Sur y dueño del Royal Oak – bar frecuentado por ellos- y que se va dejando una imborrable huella de buen hombre y gran tinerfeñista. La grada de General no lo olvidará. Ayer, el pulmón del recinto de la calle de San Sebastián dio más oxígeno que nunca al resto de la afición chicharrera, hiperventilando sin descanso y pese a la adversidad inicial a unos jugadores que parece que, por fin, ya tienen como jefe del grupo a un técnico que tiene claro que para vestir la camiseta del Tete además de ser un buen jugador de la categoría “hay que tener personalidad”, es decir, menos bonchos, fiestas y fantasmadas y más corazón, sencillez y humildad. Y es que a partir de ahora parece que los mismos Tébar a enterar.