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Tenerifada > Óscar Herrera

A un periodista de larga trayectoria y con un altavoz en radio a nivel nacional se le ocurrió hace días calificar con el nombre de ‘Tenerifada’ lo ocurrido hace 20 años con las dos ligas que el Real Madrid perdió en la Isla. ‘Tenerifada’ de manera despectiva para hablar de ayudas arbitrales y componendas para modificar a posta el resultado de un partido, en aquel caso de dos partidos y dos ligas. Fruto de una obsesión enfermiza y de un forofismo impropio de esta profesión periodística, sobre todo cuando tus palabras llegan a toda España. Y Tenerife es España y Radio Marca no merece que alguien falte el respeto a un club, por muy madridista que se sea. Porque eso es lo que ha hecho Paco García Caridad desde los micrófonos de una radio, para mí tan respetable y amiga como Radio Marca. El Tenerife es tan respetable o más que el Mirandés, el Villarreal, el Real Madrid o tu querida UD Las Palmas. Detrás de este equipo hay un sentimiento que nunca sabrá comprender alguien tan radical. No quiero caer, ni lo haré, en la descalificación, pero en este caso se ha cometido un error por parte del mencionado periodista, que ha hecho reaccionar a los aficionados del Tenerife. Y producto de este hecho, la palabra ‘Tenerifada’ y el modo de usarla ha tenido una gran repercusión y a través de las redes sociales se ha convertido en un referente para darle la vuelta y con orgullo denominar ‘Tenerifada’ a todo lo bueno, que es mucho que tiene el CD Tenerife. Lo de ayer en el estadio sin ir más lejos es una ‘Tenerifada’ de verdad. No el hecho de remontar un encuentro. Eso lo hace cualquiera en un momento determinado; me refiero al hecho de que 10.000 personas en un partido de Segunda División B, a las 12.00 del mediodía de un desapacible domingo, boten en el estadio al grito unánime de ‘chicharrero de corazón’ y nos haga a muchos poner la piel de gallina. Y ese fue el sentimiento que llevó a Javier Pérez en su momento a rebelarse contra el centralismo informativo y los atropellos hacia el Tenerife. Y eso es lo que empujó el espíritu de esta afición cuando quisieron ascender al Atlético de Madrid a costa de un Tenerife que los dejó mudos con aquel gol de Hugo Morales en el estadio de Butarque. Y eso es lo que nos hace diferentes, el sentimiento de verdad a unos colores, no el forofismo llevado al más rancio extremo y que después de veinte años algunos llevan clavado en el alma. Por cosas como esta soy del Tenerife, por cosas como esta nunca morirá el Tenerife. Como le comenté al propio García Caridad: de mayor no quiero ser como tú.